Casi sin darme cuenta, durante años he ido dejando algunas cosas entre las páginas de mis libros. Al volver a esos
libros, porque los releo o porque voy tras un pasaje que deseo
volver a fijar literalmente, me reencuentro con ellas. En su momento, todas esas cosas (papeles y documentos mayormente) significaron algo para mí, algo relacionado con los tiempos en que
decidí resguardarlos; con frecuencia, hablan de la relación entre el hecho que
se cifra en su naturaleza y lo que leía entonces: la entrada a la sinagoga de Córdoba,
en la poesía completa de Garcilaso, o el boleto del tren de mi primer viaje a Zacatecas en mi
edición más antigua de las Obras de
López Velarde. En otras ocasiones, el vínculo tiene que ver con la relación natural
entre el material que deseé resguardar y el lugar que me pareció más
conveniente para hacerlo: así, la esquela de Cortázar en un ejemplar del libro de sus poemas, o el boleto del día que vi por vez primera en cine Pueblerina, una de mis películas
preferidas, en la guía del cine mexicano que me acompañaba en la década de 1980. Van,
enumerados, nueve reencuentros recientes: el rastro de mi paso por algunos momentos y lugares que me importan y
el libro que les sirvió de secreta residencia.
1. Esquela de Cortázar, recortada del número del 14 de febrero de 1984 del periódico Excélsior, pagada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, en un ejemplar de su libro de poemas Salvo el crepúsculo (Nueva Imagen, 1984).
2. Billete de diez mil intis, con la imagen de César Vallejo, comprado en un puesto callejero del centro de Lima, en el volumen de sus poemas completos (Alianza Tres, 1982).
3. Un sello postal portugués, en perfecto estado de conservación, regalo de mi padre, en un ejemplar de Salón de belleza de Mario Bellatin (Los cien mil libros de Mario Bellatin, 2010). (El ejemplar está firmado por el autor.)
4. Un boleto para ingresar a la Sinagoga de Córdoba, ciudad que visité por segunda vez los últimos días de 2004, en la Poesía
completa de Garcilaso (colección Austral, quinta edición, 1998).
5. Boleto del 13 de abril de 2007 de la Sala Arcady Boytler, de la Cineteca Nacional, de la primera vez que vi en cine la película Pueblerina, en
el libro La guía del cine mexicano, de la pantalla grande a la televisión, de García Riera y Macotela (Editorial Patria, 1984).
6. El
boleto de tren a Zacatecas de mi primera visita a la tierra de López Velarde, en la
edición de sus Obras de 1971 (reimpresión
de 1979).
7. Un
boleto del Cruz Azul-América del 7 de marzo de 1987 en el Estadio Azteca, al que acudí casi seguramente con mis amigos Fernando Rodríguez Guerra y José Antonio Jacobo Tinoco, en La voz
a ti debida de Pedro Salinas (Clásicos Castalia, 1984).
8. Una apretada
página manuscrita de Juan Almela, en que copia las entradas de la voz "Phylum", en Erdera (Fondo de Cultura Económica, 2005)
9. Mi credencial del curso 1985-86 del Istituto Italiano di Cultura, de la calle de Francisco Sosa, en Coyoacán, en donde cursé dos semestres, en la antología bilingüe de poesía italiana
de Antonio Colinas (Editora Nacional, 1977).
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