viernes, 22 de febrero de 2019

Oriundos, el libro

Entre 2001 y 2006, viví en Oviedo, la capital de Asturias, ciudad del norte de España donde nació mi madre y se conocieron mis padres. A unos 120 kilómetros al oriente de esa ciudad está la montañosa comarca de Cabrales, de donde emigró mi familia paterna a partir de finales del siglo XIX. Al poco de llegar a tierras asturianas, aprovechando que vivían algunos ancianos del pueblo, empezando por dos tíos abuelos míos –primos entre sí, quienes habían pasado cada uno por su lado una larga temporada en México–, empecé a escribir un libro que relata la historia de esa emigración. Oriundos, como se llama el libro, es una crónica familiar relatada desde la perspectiva del nieto y el bisnieto de emigrantes asturianos en México que se reencuentra con el lugar de origen, los parajes, la historia y los matices de la singular manera de expresarse de los emigrantes entre los que nació. El libro, por cierto el primero de una nueva editorial llamada Cataria, empezará a circular a partir del mes próximo. Esta semana, en Siglo en la brisa, las primeras imágenes de la flamante edición.

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Más sobre Oriundos en este blog:
Santos, 1923, https://bit.ly/2CGCxir
Antonio Poo, https://bit.ly/2zgKjzi
Felipe el de Servanda. Ver "Retratos asturianos". Foto: FF
Más sobre Asturias en Siglo en la brisa:
Árbol genealógico, http://bit.ly/KOKiw8
En la boda de Lola y Félix, https://bit.ly/2yIiLCK
Retratos asturianos, https://bit.ly/2KnktdZ
Autógrafos remotos, https://bit.ly/2KpuLgW


jueves, 14 de febrero de 2019

Oscuro escarabajo (presentación)

El pasado sábado 26 de enero se presentó Oscuro escarabajo (Monte Carmelo, 2018). Fue en el patio cubierto de la galería de Ramón López Quiroga, en el corazón de Polanco, entre las piezas de la exposición que celebraba los 90 años de Manuel Felguérez. Participaron mis amigos el poeta David Huerta y el poeta y editor Francisco Chico Magaña, quienes se mostraron tan generosos con mi persona como lo fueron para con mi nuevo libro de poemas.
Francisco Chico Magaña. Foto: José María Fernández Figueroa
Chico Magaña evocó la ocasión en que nos conocimos, hace más de una década, cuando visité Villahermosa por vez primera como director del Programa Nacional de Tierra Adentro, y contó que ya entonces me había pedido un libro para Monte Carmelo, su cuidada y hermosa editorial, cuyo estimulante catálogo es su mejor biografía como hombre de libros. 
Chico Magaña: notas de presentación de Oscuro escarabajo.
Foto de él mismo
Por su lado, David Huerta se refirió al tiempo que llevamos conociéndonos y tratándonos, desde los primeros años noventas, cuando tuvo la enorme gentileza de proponer mi nombre como candidato a teaching assistant del Departamento de Lenguas Modernas y Lingüística de la Universidad de Bucknell, de la cual él había sido poet in residence, gracias a lo cual pasé los dos semestres del curso 1991-1992 en el campus de aquella universidad del centro de Pensilvania. 
David Huerta. Foto: José María Fernández Figueroa
Si Chico habló de nuestro anfitrión, Ramón López Quiroga, un hombre fino y de perfecto gusto artístico, y agradeció el que nos permitiera presentar el libro en su galería, David, por su parte, señaló nuestra común devoción por la persona y la obra de Juan Almela y pasó luego a ubicar el tema de las nubes, que tienen la encomienda de articular la estructura de Oscuro escarabajo, en Baudelaire, quien famosamente dedicó la primera página de sus célebres poemas en prosa a ellas, y después en estos preciosos y delicados versos de Gorostiza, 
          Por un aire de espejos inminentes,
          ¡oh impalpables derrotas del delirio!
          cruza entonces a velas desgarradas
          la airosa teoría de una nube,
cuyos cúmulos rotos, pero aun así blanquísimos, vimos por un segundo de contenido silencio cruzar frente a los ojos por el albo patio de aquel sábado de sol unánime y sin una mancha de la Galería López Quiroga. Por último, David Huerta leyó el poema que da título al libro.
Foto: José María Fernández Figueroa
Imposible traer a la pantalla cuanto se dijo en la ocasión, más allá de insistir en el agradecimiento que manifestamos a Ramón López Quiroga, desde luego, y el que hice yo expresamente a Chico Magaña, uno de los mejores editores de poesía que hay en el país, y a David Huerta, el poeta que yo más quiero y admiro. Me conformo en esta ocasión con postear los videos hechos por Verónica Chicurel y José María Fernández del momento final de la presentación, cuando leí cinco poemas del libro. A ella y a él les doy las gracias por dejar testimonio de un día importante para mí.
Foto: José María Fernández Figueroa

"Analectas"

"Cazadora"

"Difícil"

"Señor don san José"

"La buena memoria"


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Las imágenes que componen este post fueron hechas el sábado 26 de enero de 2019, en la Galería López Quiroga de la Ciudad de México. Mientras la primera foto y los dos primeros videos son de Verónica Chicurel, las fotografías (excepto la de Chico Magaña) y el tercero, cuarto y quinto videos, son de mi hermano José María Fernández Figueroa.

Más sobre mi nuevo libro en este blog: 
“Oscuro escarabajo” el poema, seguido de
una entrevista, https://bit.ly/2V2lttd
Primer ejemplar, https://bit.ly/2SWcER8


viernes, 8 de febrero de 2019

De marras, pág. 844


Casi nadie lo sabe o lo recuerda, pero en el lugar en donde hoy se alza el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México hubo un singular invernadero, el cual fue destruido sin ningún miramiento en 1964. En la página 844 de De marras, el extraordinario volumen de la prosa reunida de Gerardo Deniz, hay un conmovedor relato del momento mismo de su destrucción.
Foto: Roberto Portillo
Como lo contaba él mismo en la plática, y lo hizo por escrito al menos en una ocasión, Juan Almela vivió horas felices en ese lugar. Esa destrucción, típica de la cultura mexicana, frecuentemente incapaz de crear nada sin destruir antes, significó mucho para él, especialmente aquel año, que recordaba como uno de los más infelices de su vida. Copio el triste y aun así hermoso pasaje, con el propósito de que lo conozcan quienes leen este blog.

De marras, pág. 844
Por Gerardo Deniz
Un mediodía (quién sabe cuál mes, 1964), hora de comer […] en lugar de correr a la Franklin o masticar revistas o hacer alguna traducción odiosa, malpagada y necesaria, volé no sé cómo a Chapultepec, a tiempo de asistir, en pleno, a la demolición inesperada de mi invernadero esencial. Arriba, entre el esqueleto metálico, los bestias –siempre ellos (a veces tienen título de doctorado)– martillaban para destrozar los grandes vidrios, que caían alrededor, frente a mis pies. Los pedazos puntiagudos se clavaban en la tierra. Adentro –ya se veía el interior que yo tan bien conocía– los vegetales, otrora sagrados, despidiéndose estoicos. Las plantas, los recodos, los recovecos. Donde anduvo el cocodrilo, donde la martucha o los peces. La melaleuca, el cafeto, la mano de león, la dombeya; mil cactos. Química del indol, rotador rígido, alcaloides de la cicuta –y dientes quebrados contra la membrana vibrante, contra la termodinámica estadística de Glasstone, contra la perturbación y la variación. Donde el olfatear una flor rara me desencadenó una crisis mortífera. En fin… Al carajo. Todo al carajo. Cuán simbólico. Ahora allí se alza el Museo de Arte Moderno. Nada tengo en su contra –salvo recordar lo que antes hubo en el mismo espacio. Donde ahora es el estacionamiento estuvo la Island of the Fay. En ella analicé favorablemente la posibilidad de comprar un microscopio. No, no me hagan más pendejo de lo que soy. Yo sé de sobra que hoy no es como 1964, ni 1964 como 1950. Sé que hacen falta estacionamientos. Nada más: ¿por qué han de construirse donde ‘estaba bien’? ¿Por qué no demuelen –a 100 metros– este o aquel edificio de mierda para hacer museos con estacionamientos, dejando simplemente en paz lo que estaba bien? (De marras, pág. 844)

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Más sobre Gerardo Deniz en este blog:
Un soneto sobre Octavio Paz, https://bit.ly/2BanKe4
Cómo y cuándo nació el seudónimo, http://bit.ly/1RTMiXd
Deniz en Buenos Aires, http://bit.ly/1N37oAb
Sobre Red de agujeritoshttp://bit.ly/12RrW9H
En sus 80 años, http://bit.ly/1sDZm8f
Una vida con el Fondo de Cultura Económica, http://bit.ly/1TNgNSM