viernes, 22 de diciembre de 2017

Manuel Zavala Alonso

Cuando fundamos Milenio, y luego más tarde, cuando apareció Viceversa, algunas personas opinaron que nuestras revistas tenían una inmediata antecesora, una publicación de tamaño asimismo un tanto mayor al estándar, dedicada también a asuntos culturales y artísticos igualmente tratados con una perspectiva abierta y desenfadada, que había llevado el nombre de Vértigo
Pronto conocí a su fundador, el editor y fotógrafo Manuel Zavala Alonso, y hasta entablé cierta amistad con él. Me refiero a que las veces que tuvimos algo que ver intercambiamos opiniones y materiales, y siempre que nos encontramos en persona fuimos invariablemente entusiastas y afectuosos el uno con el otro. Además de eso, en cuanto pude lo invité a colaborar en la revista como el fotógrafo enamorado del retrato que fue.
Manuel Zavala Alonso. Foto tomada de su página de Facebook en su memoria.
Nunca sabemos cuándo nos despedimos para siempre de alguien a quien hemos tratado, de manera tangencial si se quiere pero sostenida a través del tiempo. Manuel Zavala Alonso murió a principios del pasado noviembre, en Tlayacapan, Morelos, a la edad de 61 años, y de pronto cobró una especial intensidad la última vez que lo vi. 
Croquis. Vista de un par de páginas interiores.
Como no podía ser de otra manera, fue en el Palacio de Bellas Artes, el 27 de abril de 2016, la noche que Martirene Alcántara, Alberto Kalach y yo presentamos nuestro libro Croquis. Los dibujos de Carlos Mijares en la Sala Manuel M. Ponce. Como yo llegué antes de la hora prevista para el inicio de la presentación, me di un paseo por el Palacio; en el segundo piso, algunos amigos en común presentaban un libro de fotografía. Ni Manuel ni yo estábamos sentados entre el público por lo que, en cuanto nos vimos, sin el embarazo de gente o sillas o pasillos, acudimos a darnos el acostumbrado abrazo afectuoso.
Mes y medio después de su fallecimiento, hace unos días, hablando con un amigo galerista que ha trabajado largamente con Jazzamoart, y que incluso participó de alguna manera en la extensa monografía que sobre él acaba de publicar Turner, me asomé a mi teléfono celular en búsqueda del retrato que Manuel Zavala Alonso le hizo a aquel artista a mediados de los años noventas, y que yo publiqué en Viceversa (número 22, marzo de 1995). Lo encontré en el correo que él mismo me mandó en 2012, acompañado de otros tres retratos. 
El pequeño proyecto de 2012, que ya no recuerdo cómo ni cuándo ideamos, era que yo volvería a publicar aquellas cuatro imágenes, esta vez en mi blog, como una manera de recordar los buenos tiempos. Sin embargo, una vez que las tuve delante, me pareció que debía de pedirle a Manuel otros dos retratos al menos para darle fuerza al post, cosa que nunca hice. 

Hoy, que él ha muerto, me doy cuenta de que no eran necesarias más imágenes, que las cuatro que me mandó cumplían holgadamente con el propósito de evocar los tiempos en que colaboraba con una publicación de la que él, con toda la razón, se sentía un orgulloso pariente de mayor edad.
Con un retraso de cinco años, las publico de nuevo. Es una forma de decir que su muerte, que no nos esperábamos, nos ha dolido. Es también una manera de manifestar públicamente mi agradecimiento al editor visionario que abrió el camino por el que yo y otros muchos transitamos detrás de él.

Jazzamoart, 1995.

Óscar Ratto, 1995.

Eloy Tarcisio, 1995.

Germán Venegas, 1995.

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Veintidós años después se antoja preguntarse si la apuesta de Josu Iturbe, autor de la entrega que titulamos “Doce promesas pictóricas para el nuevo siglo”, salió bien. Los artistas escogidos y comentados por él en las páginas de Viceversa de marzo de 1995, son Néstor Quiñones, Renato González, Roberto Cortázar, Rubén Maya, Fernando Leal Audirac, Eloy Tarcisio, Martha Pacheco, Germán Venegas, Óscar Ratto, Miguel Ángel Alamilla, Jazzamoart y Javier Campos Cabello.

El magnífico retrato que abre este post es de Juan San Juan Rebollar. Lo tomo prestado de internet.

Más sobre Viceversa en este blog:
Mis diez portadas preferidas, http://bit.ly/VXMFDt
A veinte años de su fundación (2012), http://bit.ly/1q7lIik
El número de Scherer, en línea, http://bit.ly/1TUsPvD
De Orwell a Trotski a Viceversahttp://bit.ly/SQ5p6V
Viceversa en la historia del diseño gráfico en México: primera parte, http://bitly.com/S5fFHU; segunda parte, http://bit.ly/XDodtG; tercera parte, http://bitly.com/Ze9KW8.
Un retrato de Rulfo en Viceversa, http://bit.ly/2t4YnYC


viernes, 15 de diciembre de 2017

Contra los barbados de este tiempo

(De las modas de los últimos tiempos, la de las barbas largas e indiscriminadas me parece la más idiota y desagradable. Escribí el siguiente poema para celebrar la repulsión que provocan en mí.)


Contra los barbados de este tiempo
                                           a Xavi

No tengo nada en contra de llevarlas,
que yo mismo lo hago
–aunque es verdad que un tanto
más podadas–:
      en contra estoy
de dejarlas crecer todos a un tiempo
sin más razón que porque
lo hacen todos.

En los siglos dorados las llevaban
los abogados
y los médicos
    frecuentemente largas
como señal de autoridad y de experiencia
–y no por eso los satíricos
dejamos de burlarnos siempre de ellos–;
decidme, aquellas hebras en los pómulos,
feraces y lustrosas,
es señal, en vosotros,
¿de qué cosa?

O a ver, digamos,
          tú, que pasas
a mi lado en la calle
henchido y vano, en eso casi idéntico
a un rey de bastos:
  qué eres, ¿profesor?
¿Eres profeta?

¿Filósofo de alguna escuela griega?
¿O personaje bíblico?
       ¿Eres Abraham
o su hijo? ¿Evangelista
de los tiempos de Cristo?

A lo que sé,
          jamás se ha dado
ninguna barba de ésas
en donde antes no hubiera algún
cretino averiguado,
  de los que ofrecen,
a cambio de lucirse,
   el albedrío
a cuanto exige ley ajena
–por eso, en tanto más señera, y más prolija,
más pendeja.

Además, si estáis todos,
como dicta asimismo vuestra diosa
tantas veces odiosa,
     afeitados
de la garganta abajo, qué estampa más ridícula
ha de ser la que hacéis
desnudos, con el cuerpo lampiño
y con la faz
hirsuta.

Cuando el verano entrante
desautorice la mudable moda
la barba,
     a un tiempo os raparéis
y dejaréis de usarla
en masa; 
       y si este año os mostrasteis,
en rebaños sumisos y peludos,
a la señal de alguno
    os hallaréis, en grupo,
pelados y sumisos, para el año
que viene todos
mondos.

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Mi libro más reciente es Chirimoya (Ediciones Acapulco, 2016), un poema en tres partes editado por Selva Hernández, con ilustraciones de Santiago Solís Montes de Oca. Para echarle un vistazo: http://bit.ly/2yuypwk

A la fecha, el último libro de poemas que he publicado es Palinodia del rojo (Aldus, 2010). Aquí algunas entradas de Siglo en la brisa dedicadas a él:
La edición, http://bit.ly/1bLNQ65
Presentación, http://bit.ly/HAijY6
Lectura del poema “Paloma y no”, http://bit.ly/lKlTwP
A tres años de su publicación (2013), http://bit.ly/1pYw2Mo
“Milagro en la playa”, http://bit.ly/W7y222