viernes, 28 de diciembre de 2018

Un caso de irresistible bibliofilia

No soy precisamente bibliófilo, en el sentido de que no ando en busca de primeras ediciones o rarezas editoriales, pero hay casos en los que simplemente no puedo resistirme (lo cual, ya lo sé, terminará granjeándome el apelativo de bibliófilo). Un buen ejemplo es el volumen que motiva este post. 
En septiembre el trabajo me llevó a la Feria del Libro de Antropología e Historia; al final de mi charla sobre “El sueño de los guantes negros”, me di una vuelta por la feria y di con algunos libros que me interesaban pero que no había conseguido, como el estudio sobre la representación de animales en el mundo antiguo mesoamericano, de Eduard Seler (Juan Pablos, 2008).
De pronto, en una esquina, erguido sobre otros volúmenes, vi por vez primera en persona la preciosa edición original de Sellos del antiguo México de Jorge Enciso (1947). Aunque la tela basta de su portada, que me pareció de un género de encuadernado que suele horrorizarme, me hizo primero rechazarlo, porque tardé en entender cómo era realmente, en cuanto me lo entregaron y empecé a hojearlo me sentí incapaz de oponer cualquier resistencia. 
Cerré entonces los ojos y me dejé perder, y en las manos del librero que lo ofrecía puse una parte importante de lo que acababa de ganar hablando de López Velarde. Es cierto que me defendí como pude, y al precio no precisamente bajo con que el libro se me ofrecía, conseguí llevarme también a casa una edición bastante correcta (y utilísima para mí, poco o nada bibliófilo), de las imágenes del Códice Durán (Arrendadora Internacional, 1990).
Uno de los más estimulantes descubrimientos que me trajo 2018 fue la Historia de las Indias de la Nueva España e Islas de la Tierra Firme, de Fray Diego Durán, que mi amigo Leonardo López Luján me acompañó a comprar una tarde que lo fui a ver al Templo Mayor, y ha sido especialmente grato, con aquella edición abierta a mis ojos, seguir su lectura o releer algunas de sus páginas, como el pasaje sobre el amor de las indias por el tianguis (una cita de Felipe Teixidor a la cual dediqué ya una entrada en este blog; el link, al calce), o el estremecedor capítulo dedicado a las festividades del dios Xipe Tótec.
Ya en otra ocasión había escrito sobre el libro de Jorge Enciso, aunque entonces me había tenido que conformar con una edición moderna, sin arte (aunque suficiente para mis intereses de entonces), cuando me permití sugerir a un ser querido algunos hermosos dibujos sacados de sus páginas para un tatuaje. La entrada se llamó, precisamente, “Ideas para tatuarse” y apareció en línea el 19 de febrero de 2014 (el enlace, también al final de este texto). Para ello bastó el ejemplar de una edición prestada por mi amigo Eduardo Menache, una sombra apenas, eficaz desde luego, pero sombra palidísima de aquella de 1947 que ahora mismo tengo delante.
Así que el día de Navidad de 2018, es decir casi cinco años más tarde, le hago unas fotos a la edición de 1947 del libro de Enciso, que desde finales septiembre he tenido visible en mi estudio, expuesto en un atril. Lo hago para compartir las imágenes del volumen con los curiosos lectores de Siglo en la brisa y para comprobar de paso que sus irresistibles calidades justifican el gozo de convivir cotidianamente con él.
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Ideas para tatuarse, https://bit.ly/2Q0Qr1R

El libro de Jorge Enciso, Design motifs of ancient Mexico, en Amazon: http://amzn.to/1jFfEtc

Más sobre culturas prehispánicas en este blog:
El amor de las indias por el tianguis, https://bit.ly/2GEbqYT
Tezcatilpoca en el Códice Borgia, https://bit.ly/2Terd29
Conversación en Burdeos, http://bit.ly/29mDVqv
Códice Laud, http://bit.ly/MxZvL3
La belleza de los mayas, https://bit.ly/2Lz0xX4
Duelo, de Francisco Toledo: http://bit.ly/1Uh1btb
Cholula, imágenes raras y notables, https://bit.ly/2Sk5PIH
Casa abandonada, http://bit.ly/29nxOng




viernes, 21 de diciembre de 2018

La colonia Condesa según Milenio (1991)

Yo estaba en Pensilvania, en el otoño de 1991, cuando Milenio armó un número monográfico dedicado a la colonia Condesa. En octubre pasado me escribió Rocío Mireles, diseñadora de esa revista (como luego lo fue de los primeros números de Viceversa), para preguntarme si tenía un ejemplar de aquella entrega que vio la luz hace más de un cuarto de siglo
La revista Travesías, me contó entonces, preparaba una exposición sobre la relación entre el diseño y la Condesa, y su amiga Annuska Angulo estaba interesada en echar un ojo a su contenido para considerarlo como parte de la muestra. Con gusto, en cuanto pude, hice las fotos que justifican esta entrega de Siglo en la brisa.
Allá a mediados de 1991, cuando el poeta David Huerta propuso mi nombre para ocupar una plaza como profesor adjunto en el Departamento de Español de la Universidad de Bucknell, en Pensilvania, yo acababa de fundar la revista Milenio (nada que ver con el grupo periodístico que vino después). Decidí entonces proponer a Eduardo Vázquez Martín, jefe de redacción de la revista, que asumiera la subdirección de Milenio mientras yo estaba ausente. 
Al fondo de la foto, saludando a la cámara, Antonio Elías Rodríguez,
propietario de la vieja revista Milenio. Yo, a la derecha de la imagen.
Acapulco, ca. 1991. Foto: archivo FF
Me pareció que podían salir bien las cosas, entre otras razones por la relación correcta que mantenía yo entonces con Antonio Elías Rodríguez, el dueño de la publicación, y la amistad que me unía al poeta y editor Eduardo Vázquez. Así que pertenece a éste el mérito de haber ideado, armado y editado el número que dedicamos a la colonia en el que él vivía, y en la cual vio, dicho sea de paso, las posibilidades que luego fue desarrollando la Condesa y terminaron convirtiéndola en ese singular espacio que conocemos de la capital del país.
El número salió en noviembre de 1991, bajo el título de “Entre noble y plebeya: la Condesa”, precisamente con Rocío Mireles, quien me parece que también ya vivía en el barrio, en la portada, en foto de Eniac Martínez. Abríamos con una nota de burla a las declaraciones algo ridículas de Carlos Fuentes (“los mexicanos practican el sexo llorando”), y algunos textos breves de Jorge Fernández Granados, Ricardo Cayuela Gally, Miguel Ángel Díaz Monges y David Torres.
El dossier que anunciaba la portada estaba conformado por artículos de Isaac Broid, Pablo Soler Frost, Leonardo García Tsao, Leo Zuckermann, Lorna Scott Fox, Armando Sarignana, Gerardo Deniz y Salvador Castro. Por mi parte, yo entrevisté a Teodoro González de León y Alberto Kalach sobre la colonia en la que entonces vivían ambos, e incluimos una crónica de Antonio Deltoro sobre el Parque México.
En aquel número apareció el famoso cuento de Eliseo Alberto titulado “La fábula del Homo Sapiens”. La entrega se completaba con una entrevista de Guillermo Osorno a Rocío Mireles, y una más, de Luisa Bonilla con el futbolista Luis García. El número 6 de Milenio llevaba también poemas de Manuel Ponce, Francis Kramer Dening (versión de Manuel Ponce), Alejandro Aura y Ricardo Pohlenz, y textos de Adriana Díaz Enciso (sobre Diamanda Galas), Federico Navarrete (Arnold Schwarzenegger) y Roberto Tejada (restaurante-bar El Sax).
En la sección de crítica, Pablo Soler Frost escribía sobre Mishima, Eduardo García Aguilar sobre Álvaro Mutis, Cecilia Kühne sobre Pedro Almodóvar y Ricardo Pohlenz sobre Jim Morrison. Publico aquí las imágenes de algunas páginas de aquella vieja entrega con la idea de satisfacer la curiosidad de los amigos de este blog, y como un testimonio de una época perdida de aquel barrio de la ciudad.
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Aquí la nota que da cuenta de la exposición de Travesías: https://bit.ly/2SIF0O7

Más sobre la vieja revista Milenio en este blog:
Índices de Milenio, https://bit.ly/2PBqYf8
Índices de Milenio, segunda parte, https://bit.ly/2GoVsBA
Gerardo Deniz en el número 0: https://bit.ly/2CbiN5O
Rocío Mireles en “Viceversa en la historia del diseño gráfico en México, 2”, http://bit.ly/XDodtG