Aprovecho
el Jueves Santo para hacerme la ilusión de que visito el Museo del
Prado y contemplo de nuevo tres de las obras de tema cristiano más intensas y
exquisitas que exhibe la riquísima pinacoteca madrileña. Para ello, sólo debo
tomar de mi librero la guía oficial que adquirí cuando viví unos meses en la capital española, y pasar unas cuantas páginas hasta encontrarme delante de ellas. Copio los comentarios que se reproducen al lado de sus
respectivas reproducciones, para compartirlas con los lectores de Siglo en la brisa. Felices días de descanso y lectura les deseo
desde el grandioso mirador de mi pequeña biblioteca personal.
Tres piezas del Prado
Fichas
tomadas de la guía oficial del Museo
El Descendimiento de
la Cruz de Roger van der Weyden
El Descendimiento de la Cruz, ca. 1435. Tabla, 220 × 262 cm.
La caída en el camino
del Calvario de Rafael
La caída en el camino del Calvario, ca. 1516 Tabla pasada a lienzo, 318 × 229 cm.
La obra más importante de Rafael que custodia el Museo y también la más valorada en las colecciones reales desde que la adquirió Felipe IV, es La caída en el camino del Calvario, conocida históricamente como El Pasmo de Sicilia, corrupción del nombre del convento siciliano de donde procede, Santa Maria dello Spasimo. Pintada hacia 1516, año en que fue grabada, con la lógica consecuencia de su universal conocimiento y de múltiples copias, completas o fragmentarias, es obra de perfección clásica que expresa la madurez absoluta del período romano de Rafael. De enormes dimensiones, constituye uno de sus últimos grandes cuadros de altar. Aunque ejecutada personalmente por él, quizás requirió la colaboración de Giulio Romano. Firmada en una piedra en el medio de la composición, muestra una densa complejidad estructural, con amplia variedad de actitudes y gestos, conforme a la preocupación del último Rafael por los estados extremos de tensión tanto física como sicológica. El monumental equilibrio articulatorio queda dinamizado por el entrecruzamiento de líneas diagonales. Según algunos, la pauta iconográfica está en Durero; otros la ven en una estampa de Shongauger. Pasada de tabla a lienzo en París tras la invasión napoleónica, último percance en una increíble concatenación de riesgos que hacen casi milagrosa su supervivencia, la reciente restauración [la guía es del año 2000] evidencia sus altísimas calidades a pesar de las inevitables pérdidas fruto del referido trasvase.
Noli me tangere de Correggio
Noli me tangere, ca. 1525. Tabla pasada lienzo, 130 × 103 cm.
Característica y destacadísima obra de Antonio Allegri, Correggio (h. 1493-1534), es la tabla pasada a lienzo Noli me tangere, de hacia 1525, ya elocuentemente elogiada por Vasari en el siglo XVI. Describe con una sensibilidad morbosa más próxima al futuro rococó que al renacimiento un ambiguo diálogo entre Cristo y la Magdalena sobre un densísimo fondo de paisaje cuya intensidad expresiva va más allá del naturalismo. Perteneció a la colección de Carlos I de Inglaterra, pasando de su almoneda a Felipe IV.
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Las imágenes que ilustran este post proceden de la Wikipedia, salvo la primera de ellas, pormenor de la pintura de Van der Weyden que tomo prestado de http://bit.ly/1nsMmQq, donde pueden verse otros detalles de esa magnífica obra.
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