domingo, 10 de julio de 2011

Lecturas setenteras

Ignoro si estos libros estaban en todas las casas en los años setenta. Me consta que estaban en las que yo conocí y frecuenté. Y, por supuesto, en la mía. Los ejemplares que tengo delante provienen de la biblioteca familiar, en la que había más de este género de literatura que de cualquier otro. 
Habrá quien diga sin equivocarse que no alcanzan a formar un género, pero hay algo que los emparenta más allá de su naturaleza o su coincidencia cronológica: los cinco fueron éxitos de ventas, lo que casi necesariamente implica que en general fueran mala y hasta pésima literatura. Cuando el 12 de junio de 1974 cumplí diez años, estos libros eran más o menos lo que estaba a mano. Treinta y siete años después los he vuelto a hojear con menos sorpresa que variadas evocaciones.

Cien años de humedad de Marco A. Almazán (Jus, cuarta edición, 1974)
Recuerdo a mi padre y mis tíos riendo de buena gana con los relatos de este libro cuyo título quería hacer una parodia alcohólica del nombre de la famosa novela de García Márquez. Otra obra del mismo Almazán fue todavía más conocida y hasta creo que se hizo película: El rediezcubrimiento de México. 
A pesar de los años, hay cosas que nunca he olvidado: el afortunado apellido del arquitecto Dionisio Arquitrabe; o los razonamientos del niño que se dejó la calva; o la perplejidad del atropellado que revive y frustra así los planes de la multitud que lo rodeaba mientras discutía la mejor manera de rematarlo. El ejemplar que conservo pertenece a la cuarta edición, hecha en octubre 1974, de un libro aparecido por vez primera en enero de ese mismo año. Ahora que lo he releído, de cuando en cuando entre carcajadas, entiendo su éxito de entonces.

Dramáticas profecías de la gran Pirámide de Rodolfo Benavides (Editores Mexicanos Unidos, cuadragésima séptima edición, 1976)
Sospecho que algo tuve que ver en la adquisición de este volumen de un prolífico autor apellidado Benavides que a través de ediciones sucesivas dio mucha lata con el asunto de las profecías de la gran pirámide de Egipto. Por un momento en la vida, sobre todo cuando se tiene diez años, estas cosas llaman la atención: luego me temo que se convierten en una monserga. 
No sé si haya algo de verdad científica en todo ello, pero lo dudo. Y en todo caso me importa un bledo. Por lo menos a este libro le debo el conocimiento de la lista de las siete maravillas del mundo antiguo, entre las que está la gran pirámide, y que Benavides reproduce en la primera página. Recuerdo que me fascinaba imaginar qué cosa podrían ser los “jardines colgantes de Babilonia”. El ejemplar que conservo pertenece a la edición número 47 de un libro publicado originalmente dieciséis años antes.

Supervivientes de los Andes de Clay Blair Jr. (Editorial Diana, cuarta impresión, mayo de 1974)
Imposible dejar de asomarse a las páginas de este libro en cuanto se sabe de lo que se trata, aunque por una vez no me refiera a la antropofagia, en la que los editores concentran sus esfuerzos para convencernos de comprarlo. De esa forma, ya desde la portada se nos dice: “La historia inverosímil de 16 muchachos perdidos en las nieves de los Andes durante 70 días de horror y obligados a comer carne humana para sobrevivir”. 
En la primera página se vuelve al asunto adelantándonos el nombre de quien planteó el recurso de sobrevivencia, el número de los cadáveres entre el hielo y hasta los que no pudieron siquiera considerarse por razones de parentesco sanguíneo. Por si no fuera demasiado, algunos pies de fotos insisten en el particular, cuyo tratamiento a estas alturas se ha convertido ya en obsceno sensacionalismo: una que muestra pedazos del avión y algunas formas humanas, apunta: “Restos de la antropofagia”, y otra: “cadáveres conservados en la nieve”. No lo leí pero lo hojeé muchas veces y leí párrafos de aquí y de allá, y vi decenas de veces las hojas de las imágenes —que están ahora sueltas por ser barata la edición— siempre con curiosidad genuina y algo de horror.

Antología de Atahualpa Yupanqui (Editorial Novaro, segunda edición, 1974)
Durante unos meses de 1978, digamos que desde que mostré un repentino interés por la poesía hasta que un maestro verdaderamente peculiar, de quien hablé ya en estas páginas (http://bit.ly/hbMJUo ), puso en mis manos algunos volúmenes antológicos, este libro fue para mí un modelo de lo que debía versificarse y de la manera en la que podía hacerse. 
En la biblioteca familiar había algunos libros de poesía seria, por ejemplo una antología del Siglo de oro, nada menos, ya no sé si de Dámaso Alonso o Luis Rosales, pero formaba parte de esas arduas colecciones de Salvat o Bruguera en las que nunca me animé a internarme como hubiera debido. No tengo nada contra el folclorista argentino, al que guardo simpatía siquiera como recuerdo de mis lecturas de entonces. Entre sus canciones, hay algunas que me gustan; los poemas en cambio son muy limitados: sus temas, tristes, y sus formas reiterativas. El volumen tiene una cariñosa dedicatoria a mi madre.

El vendedor más grande de mundo de Og Mandino (Editorial Diana, séptima impresión, 1976)
Quizás baste reproducir la nota con que presentan a su autor los editores de este libro de superación personal, disfrazado de exotismo arábico y supuesta filosofía vital, uno de cuyos personajes es nada menos que San Pablo, del que se vendieron millones de ejemplares: “Og Mandino es editor ejecutivo de Success Unlimited (Éxito sin límites), revista de éxito [sic], que señala rumbos [sic] en los Estados Unidos. […] 
Presenta en este novísimo libro el conocimiento y la sabiduría adquiridos en casi dos décadas como vendedor y jefe de ventas. Sus artículos y cuentos han sido nacionalmente aclamados por su sensibilidad y compasión [sic]”. A pesar de que en la portada puede leerse la frase “Este libro está destinado a influir en un sinnúmero de vidas”, yo nunca conocí a nadie en quien se hubiera obrado tal fatalidad. Por último, algo curioso: Deniz ubica por decenas las partes subsiguientes de este libro en la biblioteca del centro de formación femenina en el que ocurre su fantástica narración IMDINB (Ditoria, FCE,  2006).

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Más sobre libros en este blog:
Lecturas españolas, http://bit.ly/eNXK9W
Siete libros recomendados al aire, http://bit.ly/hYRDgi
Donceles, hallazgos recientes, http://bit.ly/oj83Ud

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