Aunque nació en la ciudad de México, en 1978, se lo llevaron a vivir a Sídney cuando tenía diez años y desde entonces no ha vuelto sino de siglo en siglo unas cuantas veces fugaces. Con una importante excepción: hace poco más de tres años, al final de una larga estancia en Europa, pasó por México me parece que con el vago pero irresistible deseo de quedarse. No tardó mucho en darse cuenta de que este país, con su desmadre consustancial, sus amarguras y sus malos bichos, no era para él —alguien, después de todo, criado en los valores de una cultura menos agreste— por lo que hizo nuevamente la maleta y se fue de regreso a Australia.
Aquí hizo todo menos perder el tiempo: vivió la atmósfera de la ciudad, viajó, hizo fotos. Entre otros trabajos realizó la edición del documental Flores en el desierto, de su primo Jose Álvarez (http://bit.ly/wvmP3), y asesoró la edición de Alamar, la película de Pedro González Rubio que ganó hace dos años el Festival de Morelia (http://bit.ly/f9kjeg). Nítido a fuerza de equilibrio y buen gusto, el estilo de José Luis Fernández Tolhurst puede apreciarse sobre todo en la primera de las dos películas, una obra que muestra con bellas imágenes el entorno familiar y algunos de los principales ritos huicholes.
En la primavera de 2009, en los días de contingencia (causada por la influenza) que pasamos en la casa de nuestro primo cineasta en Amatlán, Morelos, con provisiones para dos semanas —situación que a un amigo a quien hice el relato de las circunstancias le pareció sacada del Decamerón— conviví de cerca con José Luis y Louise, la muchacha tocaya suya, australiana como él, a la que fue a conocer a Croacia mientras viajaba por Europa y que es su pareja desde entonces. En la última década tuve además el honor de compartir con él la amistad de Xavier Pascual Aguilar en cuya boda en Aranjuez, a la que tristemente no pude asistir, hizo las veces de padrino en mi lugar.
Hace unas semanas publiqué un precioso retrato que José Luis le hizo a nuestro abuelo común, en el que vemos a Santos Fernández Bueno en los últimos años de su vida, asomado al poniente desde un octavo piso de la colonia Polanco (http://bit.ly/hgnYc0). En otra ocasión, retrató a su padre, Pepe Luis, con el tío de éste, Florentino (tío abuelo nuestro), en la cocina de la casa de Félix Niembro Simón, en Puertas de Cabrales, una tarde de verano de 2006.
La imagen da cuenta de la continuidad de una manera de ser con ángulos idénticos a pesar de las distancias físicas y temporales, una cadena migratoria que une las montañas asturianas con América y Oceanía.
José Luis tiene en la red varios espacios con su trabajo, desplegado por disciplinas. Quizás el que más me gusta sea el fotográfico. Le he pedido permiso para sacar de él algunas imágenes para compartir con los lectores de Siglo en la brisa.
José Luis tiene en la red varios espacios con su trabajo, desplegado por disciplinas. Quizás el que más me gusta sea el fotográfico. Le he pedido permiso para sacar de él algunas imágenes para compartir con los lectores de Siglo en la brisa.
Aranjuez, 2006
Salamanca, 2008
Canberra, 2007
Split, Croacia, 2007
Londres, 2008
Madrid, 2006
Londres, 2008
Estambul, 2007
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La bellísima foto que abre este post fue tomada en Cambridge en 2007.
La imagen de la película Flores en el desierto la tomé de la página de Mantarraya Producciones.
La imagen de la película Flores en el desierto la tomé de la página de Mantarraya Producciones.
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