domingo, 16 de enero de 2011

El número de Scherer

De tarde en tarde me topo con gente a la que no conozco que conoció Viceversa. Es cierto que salen a relucir algunas confusiones, explicables casi siempre por los años que han pasado pero nunca tan injustificadas como las que aparecen en una Historia del periodismo cultural en México que publicó Conaculta en 2007, y que dedica a la revista casi tantas imprecisiones como renglones. 
Tuve la oportunidad de decírselo en persona a su autor, Humberto Musacchio, pero como no hubo tiempo de entrar en detalles se lo escribí en un correo electrónico por si el libro llegara a reeditarse —correo, por cierto, del que no recibí respuesta—. Ya entonces le aclaré que Viceversa, al revés de como él afirma, no fue bimestral sino sólo durante el primero de sus casi nueve años; que su primer jefe de redacción no fue “Eduardo Cayuela Gally”; que no trabajó con “un cuerpo de redactores” y que nunca hicimos un número monográfico sobre Octavio Paz. No me quejo pues según entiendo ya desde que vio la luz se señalaron los desaciertos y las omisiones en los que por lo visto abunda ese trabajo (una reseña puede leerse en http://bit.ly/hTDQeF).
Me parece que, de Viceversa, de lo que más se acuerda la gente es de algunos números monográficos: el de Toledo, el del éxtasis y otras drogas de diseño, el de María Sabina, el de la revista Vuelta, el de Monsiváis…  Este último, por ejemplo, sirvió hace no mucho de fuente informativa a la sección cultural del periódico Reforma al morir quien lo inspiró. Y… el número de Scherer. Ya conté en este espacio que la idea de hacer una entrega especial sobre el director fundador de la revista Proceso me fue sugerida por Germán Dehesa una mañana de fines de 1993, en vísperas de un año movido y dramático, por la época en la que algunos ilusos pensábamos que el cambio político era una posibilidad real en el país (http://bit.ly/hXJxrU). Si a partir del número de Viceversa los futuros trabajos periodísticos sobre Julio Scherer pudieron contar con una fuente de información bastante completa, nosotros tuvimos que empezar (sobre todo en algunos aspectos) casi desde cero. El propósito de este post es describir brevemente el resultado.
El número 11 de Viceversa apareció en abril de 1994, apenas unos días después del asesinato de Luis Donaldo Colosio. A juzgar por las ventas y la crítica favorable que suscitó, fue el primer éxito periodístico de la revista —y, al menos en cierto sentido, el más importante—. Una de las notas que se escribieron sobre el número fue la que publicó tres días antes de la presentación precisamente Humberto Musacchio (Reforma, 24 de abril de 1994, Cultura-15D). Dijo que “de las revistas enclavadas en el movedizo rubro cultural, Viceversa es probablemente la de mayor atractivo y la más sugerente”. Y añadió: en el número “no faltan las inexactitudes y las exageraciones pero también hay crítica atinada y punzante, la que habrá irritado a la hueste de Fresas 13 [dirección de la revista Proceso]”.
El número de Scherer fue el cuarto de la etapa mensual de la revista, iniciada en enero de ese año, después de siete números aparecidos con frecuencia bimestral. Si bien en rigor no es monográfico, las páginas dedicadas al periodista, que aparecen en la forma de dossier bajo el nombre de “Proceso a Julio Scherer”, ocupan un poco más de la mitad del número: cincuenta y dos de un total de cien, en la entrega con más páginas de la historia de la revista hasta esa fecha. 
La foto de la portada es un close-up de Rogelio Cuéllar, notable por tratarse del retrato frontal, cerrado, de un personaje escurridizo, del que al menos entonces no era fácil encontrar material gráfico disponible. Antes de entrar propiamente en materia, hay una nota editorial de Eduardo Vázquez Martín, subdirector de la revista, sobre la muerte de Colosio, ilustrada con una estupenda foto de Cuartoscuro.
El dossier dedicado a Scherer está dividido en cuatro partes. En la primera se analiza su obra periodística, si puedo decirlo así, más directa y su reflejo en la literatura: mientras Ricardo Cayuela Gally, jefe de redacción de Viceversa, revisa algunos trabajos del reportero Scherer en el Excélsior de los años sesenta y setenta, Mónica Braun hace un análisis del personaje literario basado en su persona en las novelas Los periodistas de Vicente Leñero y La guerra de Galio de Héctor Aguilar Camín. 
En la segunda parte se analizan los hechos del histórico 8 de julio de 1976, cuando una asamblea dirigida desde Los Pinos decide la separación del cargo de Scherer: por un lado, se publica una versión inédita de los hechos armada con testimonios de cooperativistas anónimos y por el otro un análisis de Fabrizio Mejía Madrid sobre las versiones previamente divulgadas; la sección se complementa con textos de Roberto Zamarripa, el Subcomandante Marcos, Fernando García Ramírez y Carlos Marín sobre la revista Proceso, y cierra con un análisis del tiraje histórico de la revista desde el año de su fundación.
La tercera parte es, para mí, o al menos según lo que yo pensaba entonces, lo mejor del número: la secuencia de fotos de la salida de Excélsior aquel jueves 8 de julio de 1976. Ya se sabe que el diario quedó, por decirlo así, partido desde aquel momento: unos periodistas quedaron de un lado del río, otros del otro. La sesión que separó a Scherer de la dirección del periódico fue registrada por el fotógrafo Aarón Sánchez, quien para 1994 era empleado del periódico unomásuno; la salida de los periodistas derrotados por el poder presidencial, por Juan Miranda. 
A Aarón Sánchez fui a buscarlo al unomásuno; al principio se mostró un tanto desconfiado; luego, accedió a ayudarme. De Juan Miranda, en 1994 coordinador de fotografía de Proceso, acabé haciéndome amigo, al grado de que sólo un par de años más adelante asistí de cerca a algunas experiencias vitales suyas que cristalizaron en su libro Curanderos y chamanes de la sierra mazateca, que yo edité. Debo decir que al empezar a armar el número sentí cierta resistencia, y más que resistencia acaso desconfianza, todo lo sutil que se quiera, en el interior de Proceso. Juan Miranda me sugirió pedir una entrevista con Enrique Maza para exponerle la idea del número, enseñarle el proyecto de índice y la lista de colaboradores. 
Maza, parte fundamental del núcleo directivo de la revista y uno de los hombres más cercanos a Scherer, se mostró amistoso, flexible y hasta diría que ligeramente complacido. En cuanto salí de la reunión en su pequeño cubículo, a un lado del privado del propio Scherer, sentí que atmósfera se aligeraba y las puertas empezaban a abrirse. Miranda me entregó sus imágenes y pude así armar la secuencia completa de los hechos del día que para muchos marcó el nacimiento de la prensa independiente en México. Además de las fotos de Sánchez y Miranda, el dossier tiene fotos del mencionado Rogelio Cuéllar, Marco Antonio Cruz, Roberto Portillo, los Hermanos Mayo —una foto que no tiene precio en la que parecería que Echeverría y Scherer se sostienen las miradas—, Patricia Cieza de León, Pedro Valtierra, Ángeles Torrejón y Eloy Valtierra.
Por último, la entrega ofrece un amplio y valioso mosaico de testimonios sobre la persona y la obra de Scherer. La lista de colaboradores incluye, entre otros, a Miguel Ángel Granados Chapa (quien aparece en una de las imágenes que ilustran este artículo en el momento en que abandona el edificio del diario), Carlos Castillo Peraza, Enrique González Pedrero, Heberto Castillo, Carlos Monsiváis, Germán Dehesa, Jaime Sánchez Susarrey, Federico Reyes Heroles, Lorenzo Meyer y Enrique Krauze. Quedaron fuera del número, por razones de espacio, los textos de Everardo Espino, Julio Faesler, Vicente Leñero y Enrique Maza. A la mitad del número hay una caricatura de Rogelio Naranjo en la que aparece don Julio con una larga cola de zorro… El número de Scherer fue presentado el miércoles 27 de abril de 1994, con todo propósito en la librería Reforma, que estaba ubicada delante de la periódico Excélsior, con una mesa redonda que yo moderé y en la que participaron Federico Reyes Heroles, Raymundo Riva Palacio, Froylán López Narváez y Germán Dehesa.



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Para quien desee conocer el número de Scherer o cualquier otro de los 96 que publicó la revista entre noviembre de 1992 y mayo de 2001, hay colecciones completas en la Biblioteca Vasconcelos de Buenavista y la Rubén Bonifaz Nuño del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

Casi todas las fotos que ilustran esta entrega fueron escaneadas del número 11, de abril de 1994, de Viceversa.

Más sobre Viceversa en este blog:
Mis 10 portadas preferidas de Viceversa, http://bit.ly/cJMvf4
Nagara, el gato de Octavio Paz, http://bit.ly/9BeKvm
Borges en los baños de San Ildefonso, http://bit.ly/9aenhb

1 comentario:

  1. Yo sí me voy a echar un clavado a la hemeroteca porque nunca fui coleccionista.

    PD Qué risa de Musacchio.

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