Este angelito, en su aspecto más feroz, nació un 12 de junio igual que yo. Cuando empezó a hablar era conmovedor que en la mañana pidiera un ujo de naánja, andando el día comentara que estaba sonando el féfono y ya entrada la noche insistiera que diéramos aometas sobre la alfombra de la sala. Decididamente su color preferido era el amarillo.
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