Tanto me
gusta el poema que ahora que he vuelto a encontrármelo, como siempre buscando otra cosa,
no he resistido la tentación de compartirlo con los lectores de Siglo en la brisa. Lo descubrí con mi
amigo Xavier Pascual Aguilar hace poco más de veinte años, cuando pasábamos un
par de semestres como profesores adjuntos del Departamento de Letras Modernas
de la Universidad de Bucknell.
¿Dónde lo vi por primera vez? Estoy casi seguro de que fue en uno de aquellos carteles
que hacía el diseñador puertorriqueño Arnaldo José López, llenos de motivos prehispánicos
y en papeles de diversas texturas y colores, que de cuando en cuando aparecían
discretamente en las paredes de los edificios del campus. (Creo que si excavara un rato en mis archivos en la dirección correcta probablemente hasta daría con un ejemplar.) De inmediato le propuse a Xavi que lo
tradujéramos para publicarlo en Milenio.
Para reforzar la entrega, decidimos incluir la traducción de dos pequeños
textos más de Wendell Berry que quizás aparecían también en el cartel del Arnaldo,
un par fragmentos de sus “Oraciones y dichos del granjero loco” (“Prayers
and Sayings of the Mad Farmer", del libro Farming: A Hand Book, de 1970). Los copio aquí a
manera de preparación:
III
Si un
hombre considera necesario comer basura,
debe
resistir la tentación de considerarlo una delicadeza.
If a man finds it necessary to eat garbage, he should
resist the
temptation to call it a delicacy.
IV
No pidas
que la lluvia se detenga.
Pide buena
suerte en la pesca
cuando el
río está crecido.
Don’t pray for the rain to stop.
Pray for good luck fishing
when the river floods.
Cuando nos
disponíamos a mandar las traducciones a México, pensamos que quien debía
presentar al poeta era quien nos lo había presentado a nosotros, así que le
pedimos a Arnaldo que escribiera una pequeña nota introductoria.
Los
fragmentos, el poema y la nota aparecieron en el número 9 de Milenio (mayo-junio de 1992), el
penúltimo de aquella publicación que estaba a sólo seis meses de convertirse en
Viceversa. Esta semana le escribí a nuestro
viejo amigo puertorriqueño —avecinado desde hace largos años en Nueva York—, pidiéndole
que revisara su nota de dos décadas atrás. Esto fue lo que me contestó:
"Querido Fernando: Me parece que guardo intacta la
emoción de ver estos poemas traducidos al español en las páginas de tu revista.
Recuerdo que me deslumbró la mudanza por lo bien lograda. Perduraba la voz del poeta,
su humor y ternura, sus temas importantes: amor, disciplina, comunidad,
matrimonio, el trabajo de la tierra. La obra de Wendell Berry ha crecido desde
entonces pero sigue siendo todo eso y sus lealtades son constantes. Con los
años aviva su denuncia contra la industrialización y el capitalismo acelerado,
redobla su compromiso con la vivencia rural y la conservación, ahínca su fe en
el balance y la gracia de un lugar y de la gente que lo habita.
El lugar es
Port Royal, un pueblito minúsculo en Henry County, Kentucky, cerca de la casa
de sus padres y de la de sus abuelos. Ahí reside y trabaja junto a su esposa,
Tanya Amyx Berry, desde 1964. De ahí salen sus veintitantos libros de poesía,
dieciséis de ensayo y otra docena de novelas y libros de cuentos. Ahí
reconectan los Berry con lo mejor de una tradición religiosa y púlpito
bautista. Ahí crece su promulgada adhesión a la agricultura orgánica y
sostenible. El año pasado establecieron un nuevo centro de investigación,
estudio y fomento agrícola para la zona. No se cansan de imaginar otra época
por venir. Yo se los aplaudo. Un fuerte abrazo. -Arnaldo".
Si Arnaldo
piensa que la traducción de los textos está conseguida, me parece que eso se debe en gran
parte a que pasan sin mayores problemas al español. El poema, por ejemplo, sin
dejar de ser profundo, está resuelto con un trazo extraordinariamente sencillo, que se traduce con gran facilidad. Es fascinante la manera en la que transmite, también en nuestra lengua, ese
ir y venir propio del baile, acentuando la logradísima comparación
entre la danza y el amor —en los que el cambio, la rotación, la flexibilidad e incluso los
otros que bailan, como parte del todo al que pertenecen los amantes, juegan un papel trascendental—. Eso se debe, desde luego,
a lo que dicen sus versos pero también a la manera en la están dispuestos, con
encantadores cortes y encabalgamientos que se mantienen incluso entre las estrofas.
¿Qué decir de los preciosos versos finales: “Y te amo / como amo al baile que
te distingue / de la multitud / en la que vienes y vas”? Aquí, la traducción
del poema. Quien prefiera conocerlo primero en persona, vaya al original —que reproduzco
más abajo.
El baile
Wendell
Berry
(Traducción
de Xavier Pascual Aguilar y FF)
Yo haría a
cada pareja girar,
unir y
desunirse, perderse
en el gran
giro
de las
otras parejas, tejidas
en el
círculo del baile,
mientras la
canción antigua fluye
sobre
ellas, para que entonces puedan volver,
girar de
nuevo sobre sí mismas
por un
deseo mayor que el suyo propio,
perteneciendo
a todos, a cada uno,
al baile, a
la canción
que los
mueve a través de la noche.
¿Qué es la
fidelidad? ¿En qué
se
fundamenta? ¿El punto
de partida,
o el camino sinuoso
que es
partida y ausencia
y el camino
a casa? Lo que somos
y lo que
fuimos una vez
ya no se
pertenecen. Para aquellos
que no
cambian, el tiempo
es
infidelidad. Pero nosotros estamos casados
hasta la
muerte y estamos prometidos
al cambio.
En silencio, así,
aprendo mi
canción. Gano
mis campos
soleados con ausencia, una vez
y para lo
que venga. Y te amo
como amo al
baile que te distingue
de la
multitud
en la que
vienes y vas.
El amor
cambia y en el cambio está lo verdadero.
De La Rueda (1982)
The Dance
I would have each couple turn,
join and unjoin, be lost
in the greater turning
of other couples, woven
in the circle of a dance,
the song of long time flowing
over them, so they may return,
turn again in to themselves
out of desire greater than their own,
belonging to all, to each,
to the dance, and to the song
that moves them through the night.
What is fidelity? To what
does it hold? The point
of departure and absence
and the way home? What we are
and what we were once
are far estranged. For those
who would not change, time
is infidelity. But we are married
until death, and are betrothed
to change. By silence so,
I learn my song. I earn
my sunny fields by absence, once
and to come. And I love you
out of the multitude
in which you come and go.
Love changes, and in change is true.
De The Wheel (1982)
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Gracias a Arnaldo José López también por revisar los
poemas que aparecen en este post en
el libro New Collected Poems de
Wendell Berry (Counterpoint, Berkeley, 2012).
Ignoro quiénes son los autores de los retratos de Berry que reproduzco en esta entrada. El primero lo tomo prestado del blog My Unquiet Heart, http://bit.ly/PNwrz0; el segundo, en el que aparece con su esposa Tanya, de Who Am I? Who Are You?, http://bit.ly/S9Elo3
La foto en la que abrazo a Xavier Pascual Aguilar es de 1992; la de Arnaldo es reciente y la he copiado de su página de Facebook.
Más poemas
preferidos en este blog:
El terceto más vertiginoso de la poesía en
español, de Andrés Fernández de Andrada, http://bit.ly/9xgKZQ
Hola Fernando!! Gracias por esta publicación. Llegué a ella buscando poemas de Wendell Berry. En septiembre estuve en tu país y me enamoré de él y de su gente. Y de sus frutas!! Por ahí leí que escribiste un poema que se llama Chirimoya. Me gustaría leerlo si fuera posible. Abrazo grande
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