Un conocido
crítico literario prepara una antología de la poesía que se está escribiendo actualmente
en México. Hace unas semanas, después de anunciarme su interés en incluir
algunos de mis poemas, se refirió a su método de trabajo: escoge un puñado de
textos que le interesan; al mismo tiempo, yo debo mandarle la lista de los que
me gustan a mí. A continuación, coteja ambas series para decidir los que van a
estar en la antología. Es notable que los poemas que acabamos escogiendo por
separado hayan resultado ser prácticamente los mismos.
La idea de este post es publicar uno de los que aparecieron
en mi lista pero no en la suya. Hasta este día, “Boda en Jaén” se había
publicado solamente en Palinodia del rojo,
libro en el que puede leerse a partir de la página 9. Si bien lo escribí hace más
de una década, por los días en que decidía instalarme en España, sigo siendo un entusiasta del género de rima del que echa mano. El poema surgió y fue construyéndose a partir
de la pauta vocálica que proponen los nombres de las dos ciudades las
que se dirigirán los amantes después de separarse. “Boda
en Jaén” es uno de los poemas de mi último libro que menos aprecia la
concurrencia; quizás sea por eso que me gusta más que otros que están incluidos en él.
Boda en Jaén
Mi novia
con su novio
a una boda
a Jaén.
¡Y yo a
Lisboa!
El bar es
el paraje
de nuestra
despedida
camino de
Lisboa y de Jaén.
Y una vega
florida era la barra
y unas
hayas crecidas y unas ondas
también.
La música,
las copas.
Ella dijo:
“La boda es de una prima mía, en Jaén.
Y tú, a
Lisboa”,
me dice, “vas ¿con quién?”.
¡A solas
yo, a Lisboa!
“Cuando vea
la Cazorla, cuando vea
la campiña
camino de la boda
y las
yeguas pardeando la montiña,
me acordaré
de ti”,
me
dice, en la memoria,
mi novia en
parabién.
Y cómo sea
aquel sitio ya no importa
ni en dónde
esté.
¡Es Jaén, y no Lisboa!
O si es
desierto o puerto de montaña
o costa.
Si
avasallan sus aguas procelosas
por las
márgenes anchas, o suplican a gotas
como linfas
de ayer.
(Aquel
sitio, Jaén, y no Lisboa,
¡debía ser
portugués!)
Y dijo más:
“Ya nos veremos, que sólo voy y vengo
y esto no
es un desdén”.
Y mientras
yo a Lisboa,
mi novia
con su novio
a una boda
camino de Jaén.
“Los olivos
del monte,
los olivos”,
pensando en
no volver,
le habrá
dicho a su novio, camino de la boda,
mirando los
olivos de Jaén.
¡Ir detrás
de mi novia a aquella boda!
Al menos
volvería
con una
idea clara,
si ya no de
Lisboa, no sé si de mi novia
o de Jaén.
Por aire o
vía de tren
o carretera,
recorriendo
la geografía española,
¡quisiera
ir a Jaén
y no a Lisboa!
___________________________
La foto de
los olivos está tomada de la página en la red de Campiñas de Jaén, www.campinasdejaen.es, que la reproduce
sin crédito de autoría; el mapa geológico de la provincia de Jaén, de http://www.zonu.com/, y el de Lisboa, de la
página web de la Unión Europea, http://europa.eu/
Una reseña
de Palinodia del rojo, http://bit.ly/w18ZLZ
Más sobre Palinodia del rojo (Aldus, México, 2010) en este blog:
La
edición, http://bit.ly/gK042J
La
presentación del libro, http://bit.ly/x9elgP
Dos poemas
citados por Eduardo Casar, http://bit.ly/VIxLGn
“Milagro en
la playa”, http://bit.ly/W7y222
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