A Xavi y Arnaldo
En mayo
de 1992, a las pocas semanas de regresar de Estados Unidos, escogí unas cuantas notas de las muchas que tomé durante el tiempo que fui profesor adjunto del Departamento
de Lenguas Modernas de la Universidad de Bucknell, en Lewisburg, Pensilvania.
El propósito de aquellas
notas, que provenían de las más diversas fuentes, era recoger cuanto resultara
de la admiración, la perplejidad y a veces la risa producidas al contacto con la esquizofrénica y fascinante sociedad de ese país. Esta semana,
buscando entre mis ejemplares viejos del Semanario
Cultural de Novedades un monográfico
dedicado a José Carlos Becerra, di con el número en el que fue publicada
originalmente la selección de mis notas bajo el título de “19 imágenes de los
Estados Unidos”.
Para no tener que capturarlo, y convencido de que el texto
debía de estar en algún lugar de mi computadora, hice una búsqueda en mis
archivos pero por más que lo intenté no conseguí dar con él. Encontré, en cambio, algo
mejor: una transcripción, anterior a la criba, de la gran mayoría de las notas. Algunas no me interesaron como cuando las escribí; otras, sí, a veces más que las que
acabé publicando.
Aquí un puñado de las mejores: una comunidad
indígena protesta contra los miles de fanáticos que agitan hachas de hule
espuma durante los partidos de los Bravos de Atlanta; una señora se indigna
cuando le digo que el nombre oficial de mi país es Estados Unidos Mexicanos;
un jubilado me explica que uno de los trabajos de mayor demanda es el de
intérprete de español en las prisiones norteamericanas; una ley de Pensilvania
impide que las estudiantes se reúnan en dormitorios, como lo hacen los hombres
en las Fraternidades, porque considera que más de tres mujeres solas en una
casa no puede ser sino un burdel; la recepción festiva, los enloquecidos
aplausos, la locura generalizada en la Casa Blanca cuando Reagan vuelve a la
residencia oficial por vez primera desde que dejó la presidencia en 1988; lo pequeño,
lo infantil, lo ridículo que se ve George Bush a su lado; la votación pública para
decidir si el que debe aparecer en una estampilla postal es un Elvis Presley
joven o maduro; el estudiante que celebra delante de mí que los movimientos
bursátiles de Japón, a diferencia de los norteamericanos, aquel día hayan ido a la baja…
El
texto en el que reuní las diecinueve que más me gustaban hace veinte años
apareció en un ambiguo formato versificado en el número del 31 de mayo de 1992
del Semanario que dirigía José de la
Colina. Lo copio del ejemplar que tengo delante, casi tal cual lo publiqué. Casi:
a la hora de pasarlo a la computadora he hecho algunos retoques y hasta me he
permitido cambiar una nota que ahora me parece absurda por otra que no incluí
entonces —por cierto sobre la etimología de la palabra Wisconsin—, y que
durante las últimas dos décadas he contado a mis amigos una y otra vez.
Algunas
observaciones pertinentes: el abogado Clarence Thomas fue acusado de agresión
sexual por una colega exactamente cuando lanzaba su candidatura a
la Corte Suprema de los Estados Unidos; en la televisión del restaurante del
Langone Center, en el corazón del campus de Bucknell, atestigüé el momento en
que ella decía en cadena nacional que el candidato conservador, por cierto conocido por su oposición al
aborto o los derechos de los homosexuales, se había referido a un vello púbico en un
vaso de coca cola.
Por otro lado, al preguntar a mis alumnos de español cuál es la diferencia
entre las banderas de México y de Italia, yo mismo provoqué la hilarante respuesta que
queda consignada en su debido lugar. Como se dará cuenta todo el que sepa quién es
Traveler, en aquella época leía Rayuela,
por segunda y última vez hasta el día de hoy. Interpretada por PM Dawn, “Set
adrift on memory bliss” (http://bit.ly/O7Beo9) es una afortunada versión
(o sampleo) de 1991 de una discutible
canción de 1983 de Spandau Ballet.
Por último: hace algunos años olvidé si el hermoso
verso que aparece citado hacia la mitad del texto es de John Wheatcroft, poeta
y maestro de Bucknell, en traducción de David Huerta, o del propio David. Mis
notas aparecieron dedicadas a éste, querido y admirado poeta que propuso mi nombre
para ocupar la plaza en el Departamento de Lenguas Modernas de esa universidad,
y a Bonnie Poteet, la maestra que defendió la propuesta y con la que trabajé
durante aquellos dos semestres.
19 imágenes de los
Estados Unidos
La
resurrección del líder negro Malcolm X.
La
revista bimestral Vietnam.
Los
1760 parasoles amarillos que Christo hizo brillar durante tres semanas en
California.
El
pelo en la coca cola del juez Thomas.
La
línea del currículum de Laurie Anderson en un programa de mano: “1952. Viajó a
Tennessee en tren. Empezó a tocar el violín. Vio magnolias”.
Las
110 islas deshabitadas de Micronesia.
El
ciudadano que de cada 293 norteamericanos es bombero.
Las
33 palabras en el reverso de la botella de la cerveza Rolling Rock.
El
título de un libro de cuentos: Cowboys
are my waekness.
El
verso “Los árboles deciduos sobre el lánguido Susquehanna”.
El
significado de la palabra Wisconsin, leído en un almanaque: “Malformación en lengua francesa de una palabra indígena cuyo significado está en disputa”.
El
rizo blanco que Walt Whitman mandó en una carta para probar que ya tenía el
pelo “nevado”, y que expone la Biblioteca Pública de Nueva York en el
centenario de la muerte del poeta.
La
alumna de español que dijo que la diferencia entre la bandera italiana y la
mexicana está en “el pájara”.
Una
puertorriqueña en Filadelfia.
Los
pies de Pelé en la foto de Annie Leibovitz.
El
fragmento en el que Traveler habla de los atardeceres en Connecticut.
Una
canción: “Set adrift on memory bliss”.
Un
diente de león y un frisbee.
El
locutor de la radio que llamó a Michael Jordan “Rembrandt del basketbol”.
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Xavier Pascual Aguilar y Arnaldo José López, a quienes dedico afectuosamente esta entrada, fueron mis mejores amigos en la Universidad de Bucknell. En la segunda imagen de este post aparezco en compañía del primero de ellos.
El estupendo retrato contemporáneo de David Huerta lo he tomado prestado de la página en la red del Poetry Translation Center. Ignoro quién es el autor. La foto que cierra el post, en cambio, es en efecto la que Annie Leibovitz hizo literalmente a los pies del gran Pelé.
“Set
adrift on memory bliss”, de PM Dawn: en la Wikipedia, http://bit.ly/l0m4s; en You Tube, http://bit.ly/O7Beo9
“Soundtrack de una vida”, segunda parte, http://bit.ly/NFn3cM
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