Escribí este texto hacia la mitad de mi estancia en Asturias, hace unos ocho o nueve años. En el otoño de 2010, al escoger los trabajos que formarían parte de Palinodia del rojo, decidí dejarlo fuera. Me pareció que tenía un tono demasiado diferente al del resto de los poemas del libro, pero sobre todo sentí que no estaba terminado a mi entera satisfacción.
Esta semana, leyendo La inteligencia de las flores de Maeterlinck —que encontré en un viejo ejemplar argentino en Donceles—, me acordé de él. Al verlo de nuevo me di cuenta de que difícilmente volveré a meterle mano, por lo que a pesar de sus imperfecciones, al menos por lo que a mí respecta está acabado… También pensé que quizás no le vendría mal exponerlo un poco a la luz, siquiera a través de la ventana de este blog. Las brugmansias son una planta de la familia de las solanáceas, parientes de las daturas y el toloache. No se necesita decir más —y ni siquiera eso, que se infiere del epígrafe de Escohotado, que tomo de la Historia general de las drogas.
Brugmansias
Cuando llegaron los conquistadores se utilizaba bastante
en esta zona la datura estramonio, o toloache, así como ciertas
brugmansias con parecida composición y aún más tóxicas
que todavía hoy crecen profusamente junto a las casas
de campesinos en el interior.
A. Escohotado
A Loló
Tres mujeres hay delante de mí
Una pareja de enamorados bajo un árbol
Un perro negro
Aquí me tienes corriendo tras una fantasía
En medio de conversaciones incoherentes
y personas que no existen
En tanto mi querida
esculca el seto de las brugmansias
al lado de la carretera
Menos mal que me saca de la fascinación
Desea hacer un ramo de aquella inflorescencia
No le importa si le advierto lo que no sé
Rara, sí, eso sí que sé
Si acaso fuera lo que pienso y sí lo es
De vuestras cinturas desfallecidas
bajo cada una de vuestras faldas de campánula
escupís una lengua que os delata
escuálida como una sibilancia
¿Qué tiene que ver con nosotros que pasamos ebrios
riendo este domingo de julio de vuelta de la playa?
Mas yo esclarezco y aventuro y juro
Mi didactismo estúpido, mi quesque no ignorar
Oh flor de las orillas
Inquilina de los escombros y las espesuras
Es verdad que sin el fuego lila de artificio
de los agapandos
Quizás sea porque creo que sois como yo
que os tengo por magnífica contemplación
Es mío el silencio albo con que correspondéis
a la vaharada gárrula de vuestra negra leyenda
y confiáis vuestra defensa a la falsa flacidez
y el circunloquio aromático
dotadas de aquel tósigo que como yo
es lo único que detentáis
Mas a ella nada de esto le interesa
ella desea volver con un ramo a su recámara
hacer venir los sueños en medio
de aquella odoración
y os alza para contemplaros de cerca
cual si fuerais una entraña adormecida
ella que no acerca la nariz a la corola de nada
y presume no saber si las hortensias existen siquiera
Está claro que ignora en tanto
lo que estoy haciendo yo
Divago, me hago guaje, miro los coches
que pasan ebrios
riendo este domingo de julio de vuelta de la playa
Ella abraza el ramo de las brugmansias
Con la mirada busca el coche y me dice: Corre Vamos
Vámonos
Ya no hay árbol posible ni amantes bajo el árbol
ni perro negro
ni tres muchachas que no sean mi querida
Contra su pecho serán diez o doce serán
Percibo que las flores se desperezan
yerguen su trompa de seda
imantan como yo la senda hacia mi amada
Ella ahíta de olor, rubicunda de segregación
Los dos reímos, los dos
La visión colgada de la punta de los paños frágiles
de la realidad
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Más poemas en este blog:
“Mientras me como una chirimoya”, al final del texto “Poesía y tradición”, http://bit.ly/JdY7Ea
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