Nunca frecuenté ni gocé ni aprendí tanto de la pintura como en 2001, cuando tuve la inmensa fortuna de pasar cinco meses en Londres. Naturalmente, mi destino preferido era la National Gallery, el célebre museo que está en uno de los costados de la Plaza Trafalgar.
No creo que sea posible conocer como se debe ese fantástico espacio, que reúne una enorme cantidad de piezas extraordinarias, sino dedicándole toda la vida. En sus salas pueden verse muchas de las grandes obras maestras del arte pictórico universal, de La Virgen de las rocas de Da Vinci a la Venus del espejo de Velázquez, de la Santa Catalina de Alejandría de Rafael a la Alegoría con Venus y Cupido del Bronzino, por mencionar las primeras que vienen a mi mente.
Además de un fascinante cuarto dedicado a Rembrandt, la pinacoteca londinense posee un par de obras inconclusas de Miguel Ángel (una de ellas es uno de los emblemas del museo) y una misteriosa pieza de Giorgione, ese pintor del que se conservan no más de seis o siete obras atribuidas “casi con seguridad”, lo que no impide que sea considerado uno de los artistas más influyentes de la historia del arte en Occidente.
En sus paredes cuelgan no pocas pinturas que han fascinado a la mentalidad moderna, como el retrato del matrimonio Arnolfini de Van Eyck o uno de los tres cuadros que Van Gogh pintó para la recámara en la que iba a hospedar a su amigo Gauguin, famosamente conocido como Los girasoles.
Ante la riqueza de semejante colección, lo normal es cada quien arme su propia visita, la interprete y disfrute a su modo. Yo me recuerdo, por ejemplo, una tarde en que afuera nevaba copiosamente, en busca de los óleos de Hogarth, por los días en los que acababa de descubrir la ópera de Stravinski que toma como punto de partida una serie de grabados del satírico inglés del siglo XVIII, y pocos días antes de acudir a verla en escena en el English National Opera. O delante de un simpático cuadro de Gainsborough sobre el que voy a escribir algún día, llamado El señor y la señora Andrews…
Pero si me preguntaran cuál es la obra que más perduró en mi memoria durante la década que ha pasado desde mis días londinenses, no dudaría en referirme a Baco y Ariadna de Tiziano, una espectacular tela de más de metro y medio por casi dos metros que tiene el azul pintado más hermoso que he visto en toda mi vida. En ninguna de mis visitas dejé de acudir a admirarla con verdadero deleite: unas veces me dirigía directamente a ella; otras, me la encontraba al pasar de camino en busca de alguna pintura específica.
Había una tercera forma de encuentro, acaso la más feliz de todas: como de cuando en cuando me gustaba perderme entre las salas del museo, me sucedía que poco antes de internarme en una de ellas, o al salir al encuentro de dos pasillos, veía un ribete del cuadro desde el que su bellísimo azul me hacía un guiño y entonces no era capaz de resistirme a su llamado y volvía a colocarme delante de él, para contemplar, de nueva cuenta pero siempre como si fuera la primera vez, la infinita sabiduría de su composición, la hermosura de sus colores y la rica sucesión de sus formas animales y humanas.
Una noche, al final de una de mis visitas, compré una postal con una reproducción de Baco y Ariadna y desde entonces la he tenido a la vista. Durante todos estos años, casi cada día me he maravillado con el dibujo lleno de dinamismo y expresión de la figura que hace Baco suspendido en el aire. Conservo la guía del museo, en la que leo que Tiziano pintó la tela entre 1522 y 1523, a sus cuarenta años, "como parte de una serie de cuadros destinados al studiolo de Alfonso d'Este en el castillo de Ferrara". Copio la parte final de la nota como una forma de compartir con los lectores de Siglo en la brisa mi entusiasmo por este óleo del admirable pintor veneciano del siglo XVI.
“La historia de Baco y Ariadna, muy poco representada antes, la cuentan los poetas Ovidio y Catulo, y Tiziano debió recibir algunos extractos juntos con el lienzo y los bocetos [hechos previamente por Fra Bartolomeo o Rafael, los encargados originales del proyecto, que murieron sin llevarlo a término]. Hasta entonces nunca habían cobrado vida los textos y los mitos paganos de un modo tan espléndido ni con tal variedad de colores caros, imposibles de encontrar fuera de Venecia.
Ariadna, después de ayudar a Teseo a vencer al Minotauro, fue abandonada por él en la ‘orilla donde suenan las olas’ de la isla de Naxos, y el barco de Teseo se aleja por la izquierda. ‘Entonces, por toda la orilla suenan címbalos y tambores, golpeados por manos frenéticas’, éstos anuncian al dios Baco que llega en su carro tirado por guepardos con el ruidoso séquito de ménades, sátiros con patas de cabra —uno de ellos ‘ceñido por serpientes que se retuercen’ — y Sileno borracho agarrado a su asno de largas orejas. ‘La voz, el color y Teseo, todo ha abandonado’ a la aterrorizada Ariadna cuando el dios salta para llevarla como esposa. Ella se convertirá en la constelación que vemos arriba en el cielo. Recortados contra un magnífico azul ultramar, el dios y la muchacha se mueven al mismo impulso, el que hace eco el golpe de címbalo de una ménade que funciona como la imagen en el espejo de Ariadna, incandescente con su túnica de un rojo anaranjado sobre la mitad terrosa del cuadro. El perrillo de Tiziano ladra nervioso al pequeño fauno que se pasea orgulloso con un jazmín en el pelo, arrastrando una cabeza destrozada de ternero junto a una flor de alcaparra, símbolo del amor”.
__________________________
The National Gallery Companion Guide, de Erika Langmuir, fue editada por la National Gallery Company en 1994. La edición en español, llamada simplemente Guía, es de 1998. Mi ejemplar, de una nueva edición revisada, pertenece a la reimpresión de 2001.
Las dos imágenes de la obra de Tiziano que reproduzco las he tomado de El placer de la imagen, que está en http://bit.ly/rzWKrj. Allí se describen los valores estéticos de la obra.
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
FERNANDO
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE FLOR DE PASCUA ENEMIGOS PUBLICOS HÁLITO DESAYUNO CON DIAMANTES TIFÓN PULP FICTION, ESTALLIDO MAMMA MIA, TOQUE DE CANELA ,STAR WARS,
José
Ramón...