viernes, 27 de julio de 2018

Sobre las deposiciones de los seres mitológicos

La semana pasada me referí en este lugar a un documento muy conocido entre los lectores de Deniz: el artículo en el cual la poeta y periodista mexicana Margarita Michelena escribió, para ilustrar hasta qué punto le parecía que sus poemas de no valían nada, que ella podría hacerlos en razón de “unos veinte diarios”. 
Foto: Roberto Portillo
Lo dijo muy posiblemente porque la irritó el que se le entregara a Deniz el Premio Xavier Villaurrutia de 1991, en una ceremonia en la que ella estuvo presente, y acaso lo dijo sobre todo porque el poeta de Gatuperio afirmó aquella vez, en su breve discurso de recepción (descrito por como “asaz desagradables palabras al final de la ceremonia”), que se le estaba premiando por la cuarta o la quinta de sus vocaciones.
No es el momento para extenderme en el asunto, del que ya conté algo en el prólogo a De marras, la prosa reunida de Deniz publicada por el FCE en 2016, y sobre el que he trabajado por extenso en el capítulo correspondiente del libro que escribo estos meses. 
Vuelvo a ello ahora porque me divierte seguir excitando la curiosidad de aquellos conocidos míos que no estaban al tanto, mostrando esta vez la manera en la que el poeta reaccionó al despropósito de aquella dama de la cultura mexicana del siglo XX. Me refiero a la primera de las veces a que aludió a ello en un poema (hubo una segunda vez, unos años más tarde): se trata de “Fecal”; está en la segunda página de su libro de 1992, Op. Cit. y en Erdera ocupa la página 423. He aquí el poema:

Fecal
Por Gerardo Deniz
A Doña Margarita Michelena

Tanta cosa como estudian, y nadie se interroga
por la mierda de los seres mitológicos.
¿Era ancha plasta la del minotauro?
¿boñigo ovoide la de la quimera?
¿Eran mixtas, acuosas, blancuzcas, como de ave,
las deyecciones de la hidra? ¿especialmente pestalocis
las de la esfinge? ¿Fue estreñida escila?
¿Qué aclarar, al respecto, de Tifón?
–si Nonno nos lo pinta melómano, entre otras cosas,
informa muy poco acerca de sus aguas mayores.

Fuentes, las eternas; los vasos, las inscripciones, la colección Teubner
y hay otras. Que perforar tarjetas. Paralelamente
convendría establecer el corpus de los coprolitos
encontrados en la cuenca mediterránea,
Asia Menor, el Euxino y aun Panticapea, por si acaso.
Ir, cada mañana, del manoseo respetuoso
al banco de datos, y viceversa.
Llevar un cedazo de Boas en la canana
y, mientras no se vea claro, buscarle funciones inéditas
con entremeses, postres y otros materiales no procesados.

Diréos, congéneres, lo que a mi juicio ocurrió
(y si los resultados de las investigaciones computadorizadas discrepan,
peor para las investigaciones computadorizadas):
los excrementos de cada uno de aquellos
entes abonaron sendas parcelas del escribir clásico,
géneros nuevos brotaron en suelos feraces
diferencialmente, y así tuvimos tragedia y comedia,
diferencialmente, y así tuvimos tragedia y comedia,
épica y lírica, historia, elocuencia,
más la filosofía, cosecha inexhaurible.
Olfateando las clámides a distintos estilistas
–como esos conocedores que huelen los corchos de coñac–
podría conjeturarse, apostar.
        —Ego, inquit, poeta sum…

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Más sobre Gerardo Deniz en Siglo en la brisa:
Epígrafe popotámico, https://bit.ly/2uR0OgT
Quince razones para asomarse a De marrashttp://bit.ly/2bmYunI
Deniz en Buenos Aires, http://bit.ly/1N37oAb
Sobre Red de agujeritoshttp://bit.ly/12RrW9H
Cómo y cuándo nació el seudónimo, http://bit.ly/1RTMiXd
En sus 80 años, http://bit.ly/1sDZm8f
Su vida con el Fondo, http://bit.ly/1TNgNSM
Noticias “recientes”, http://bit.ly/V95VkF



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