viernes, 20 de enero de 2017

La apretada referencialidad de Adrede

Como siempre cada cierto tiempo, desde el año de 1989, cuando empecé a trabajar en mi tesis de licenciatura sobre su poesía, estos días regreso a mis investigaciones sobre la vida y la obra de Gerardo Deniz. Las perspectivas que brindan esos temas, como lo sabe quien se ha asomado a ellos, son prácticamente inagotables. 
Juan Almela bebe una cocacola, en sus tiempos como empleado del Departamento Técnico del Fondo de Cultura Económica. Archivo: FF
Esta vez trabajo las cartas que Juan Almela intercambió con Octavio Paz entre 1966 y 1970. Uno de los asuntos principales de esa correspondencia –que acabó siendo, en palabras de Almela, “frondosa como el nim”–, son los poemas que el desconocido corrector de pruebas editoriales de Fondo de Cultura Económica envió al Embajador de México en la India, que éste leyó con sorpresa y admiración y luego hizo todo lo que pudo por promover y difundir. 
La consecuencia más importante de ese intercambio epistolar, interrumpido al volver Paz a México en 1971, fue la aparición, en agosto de 1970, del primer libro de Deniz, famosamente llamado Adrede. El libro apareció en la serie “Las Dos Orillas” de la editorial Joaquín Mortiz, que dirigía el editor español Joaquín Díez- Canedo.
Hace largos años que no veo un ejemplar en venta de ese libro, en ninguno de mis paseos por las librerías de viejo. El que ocupa un lugar de honor en el dilatado denizario que me acompaña, fue un regalo de mi querido amigo Sergio Vela, que encontró un par de ejemplares hace ya un cuarto de siglo, en 1992. Cuando elaboré mi tesis (El gozo del ciempiés. La poesía de Gerardo Deniz, Facultad de Filosofía y Letras, México, 1990, inédita), trabajé con una fotocopia del libro que me regaló el propio Almela, que anoté profusamente y que conservo como un documento invaluable. El motivo de ese post es mostrar algunas hojas de esa fotocopia. 
Como sabe todo el mundo, es poderosa la referencialidad intertextual de Deniz, que hace que con frecuencia su lenguaje se torne, por decir lo menos, hermético –entre otras razones porque nos son desconocidas muchas de las referencias de que constantemente echa mano–. Al respecto, dice Paz en carta fechada en Nueva Delhi el 26 de abril de 1968: “No crea usted que le incito a aclarar o atenuar el hermetismo de su lenguaje. Al contrario: no sólo fue lo primero que admiré en su poesía sino que precisamente es lo que necesita el idioma español.”
Antonio Carreira en el jardín frontal de su casa en Villaviciosa de Odón, Comunidad de Madrid, en octubre pasado. Foto: FF
Para Antonio Carreira, el gran gongorista de nuestro tiempo, quien fue amigo muy apreciado de Deniz y es un lector siempre interesado en su trabajo, la apretada intertextualidad de nuestro poeta no es sino una consecuencia de su condición autodidacta. Aquí cinco páginas un poco elegidas al azar, profusas de anotaciones, de Adrede. La letra, por supuesto, es mía; los comentarios, todos, de Juan Almela.





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Juan Almela en Chapultepec, 
primeros años noventas. 
Más sobre Juan Almela / Gerardo Deniz en Siglo en la brisa:
Quince razones para asomarse a De marrashttp://bit.ly/2bmYunI
Deniz en Buenos Aires, http://bit.ly/1N37oAb
En sus 80 años (agosto de 2014), http://bit.ly/1sDZm8f
Cómo y cuándo nació el seudónimo, http://bit.ly/1RTMiXd
Una vida con el Fondo de Cultura Económica, http://bit.ly/1TNgNSM


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