lunes, 15 de marzo de 2010

Una tarde con Gerardo Deniz

En realidad se llama Juan Almela y es uno de los poetas más importantes del exilio republicano español en México. Lo conocí un viernes de hace casi veinticinco años, cuando le hice una visita para recoger un poema para Alejandría, la revista de literatura que hacía con unos amigos de la Facultad.
Desde entonces lo he leído y escuchado hablar con verdadera fascinación. Siempre tuve el plan secreto de poner por escrito su particular manera de expresarse: salidas inesperadas, giros, frases sueltas. Hace un año, por fin, aprovechando que me quedaba sin trabajo, decidí pasar a los hechos. Unos meses después incorporé una grabadora. A la fecha debo tener unas cincuenta horas de conversación que algún día, debidamente ordenadas y pasadas en limpio, podrían ver la luz en forma de libro.
Luvina, la hermosa revista de la Universidad de Guadalajara, publica en el número que empieza a circular estos días algunos fragmentos de esas conversaciones bajo el título general de “Superhiperbático”.  Su llegada a México, Celestina, Prokofiev, Mallarmé y la Lolita de Nabokov son algunos de los temas que el poeta aborda con su agudeza, sentido del humor y erudición característicos. La entrega incluye un poema inédito —el primero que escribe en más de cinco años— y recupera una curiosidad aparecida originalmente en la revista que dirigía Octavio Paz: un soneto escrito como respuesta a un reto lanzado por Severo Sarduy cuyos catorce versos terminan con la letra equis.
Este post de Siglo en la brisa es un fragmento de la conversación del 8 de julio de 2009 y lo publico para acompañar (y de alguna manera promover) la salida de Luvina.  Lo he escogido de manera un tanto azarosa, tal como hice con los que entregué a la revista jalisciense. Se llama "Sífilis" y relaciona esa enfermedad con la vida de algunos de los músicos preferidos de Deniz. Como todas las grabaciones, ésta fue realizada en el departamento de la ciudad de México en el que vive con su mujer, una de sus dos hijas y siete gatos. Las fotos son de la semana pasada.

Sífilis
—¿Por qué te simpatiza Schubert?
—Porque era un parranderito. Así acabó él. Un gatófilo, no de gatos…
—¿Murió de sífilis?
—Sí.
—Debe ser una muerte fea.
—Había muchos tipos de sífilis, pero como quiera es gacho. Mira que las largas pueden ser veinte años en una silla de ruedas y sin poder hablar.
—¿Cómo que largas? ¿El padecimiento puede ser largo?
—Sí, hay sífilis fulminantes, que si no se tratan se va uno volando. Aunque ahora también, con penicilina vamos muy bien porque la mayoría, ía, ía, de los treponemas se mueren con la penicilina.
—¿Qué es el treponema?
—El microbio de la sífilis. Es como un sacacorchos.
—¿Cómo ataca? ¿Al sistema nervioso?
—Ataca todo, por eso la sífilis era conocida como la Gran Simuladora, porque lo mismo había un señor que se volvía loco que otro que tenía cagalera perpetua y el otro con el corazón deficiente, y todos eran sífilis. [Risas] Las había de miles de tipos. Y algunos pues duraban largamente sin forzosamente caer en la parálisis. Por ejemplo, parece que Lenin estaba más sifilítico que Moctezuma Ilhuicamina.
—¿Moctezuma tenía sífilis?
—No… Quién sabe. Pero como se dice… No sé si se haya resuelto, porque era cuestión de honor nacional que la sífilis vino de América…
—De Europa.
—No, de América a Europa. Fue el regalo a cambio de la viruela, el sarampión y todo lo que trajeron los europeos. Todavía a fines del siglo XIX, al rey de Hawai le dio un sarampión espantoso y se murió. [Risas]
—La de Schubert sería fulminante, ¿no? Porque murió pronto, ¿no?
—Sí, murió a los 31 a algo así.
—¿Y todavía compuso enfermo…
—Pues sí.
—…o fue tan fulminante que…?
—No, no, se ve que tenía plena consciencia de que iba cuesta abajo irremisiblemente en poco tiempo, y esa cabellerita rizadita era una peluca desde años atrás.
—Entonces no fue tan fulminante.
—Bueno, padecer una enfermedad a los 26 y a los 31 que te entierren, pues es bastante fulminante. No hay por qué morirse in situ. [Risas]
—¿Tiene que ver la sífilis con que haya quedado una sinfonía inconclusa?
—No se sabe estrictamente por qué la Octava Sinfonía, inconclusa, se quedó inconclusa. Probablemente fue que se dio cuenta de que al paso que iba, iba a ser demasiado larga, más larga que la Gran Do Mayor, que no es por otra parte una exageración de larga. Y entonces probablemente dijo: “Ahí muere. Yo ahí lo dejo”. Hay toda clase de cursilerías, de que la suspendió porque [irónico] una mujer se rió de él y quién sabe…
—…
—Schumann, pobre. Ése también murió a los cuarenta y pico pero ya llevaba largo tiempo… Pero no de sífilis, estaba muy casadito con su Clara, que era una gran pianista. El que hubiera estado en grave riesgo, era Brahms, que era el enamorado…
—De Clara.
— …de todas las putas de Viena.
—[Risas] ¿De qué estaba enfermo Schumann?
—Se volvió loco feroz.
—¿Cuál fue la causa?
—Ayudó un poco el alcohol, dicen. Luego, que iba a ser un gran pianista y no lo fue, como Clara, que era la hija de su maestro de piano y que no la dejaba casarse con él porque decía que era de una familia de borrachos y de locos. Hasta que al fin, al cumplir Clara su mayoría de edad, tuvo que ir Schumann con todo y el juez y los alguaciles a la casa del maestro a que expresara Clara su voluntad de casarse con Roberto Schumann. Y así fue. Y fueron muy felices, tuvieron por lo menos un par de hijos. Antes ya tuvo un síntoma alarmante que fue como a los veinte años, que ya tocaba el piano muy bien, inventó un aparato para, según él, dilatar la mano y tocar y no sé qué y lo que hizo fue quedarse con la mano así… Se fastidió él solo tratando de aumentar su agilidad. La Clara siguió su carrera hasta edad debida, sesenta y tantos. El que estaba enamorado como un puerco de ella era Brahms, discípulo de Schumann, discípulo sólo en parte porque Brahms era bastante Brahms como para no necesitar conservatorios ni muchas clases. Y luego hay mi teoría de que a lo mejor a Ravel le tocó una sífilis, una neurosífilis de esas raras, que se manifestaba más que nada en no poder hablar y no poder escribir. Eso no era concebible cuando se creía que Ravel había sido sexualmente neutro, no homosexual pero sí enamorado de la música. Y sí, estaba enamorado de la música pero le entraba con ganas a las damas… baratas.
—Lo de Ravel es una intuición tuya.
—Eso sólo yo lo digo, y no lo digo, lo sugiero, pues yo qué. El diagnóstico final de Ravel nunca se publicó. Según los médicos, con ello se atenían a la ética profesional. Se le había descolgado medio cerebro y lo operaron. Él mismo lo pidió. Cuando le dijeron que iba a ser una operación muy discutible, ya el pobre estaba tan jorobado que dijo: “Vamos, vamos”, y así fue. Lo operaron y no volvió en sí. Se pasó una semana en plan vegetal y se petateó el día de los inocentes de 1937. Cuando ya estaba convertido en un mueble, un amigo suyo, con dinero regalado por Ida Rubinstein, que fue una bailarina que estrenó el Bolero famoso, lo llevó al norte de África y ahí de repente creo que un día Ravel pudo escribir pero ya en la tardecita, otra vez… En Fez, que es una ciudad muy árabe, en aquel tiempo Marruecos y Argelia eran colonias francesas, había un instituto de estudios árabes y tal y cual, lo llevaron ahí. El director le dijo que esperaba que aquel ambiente tan auténtico le serviría para hacer alguna obra de color arábigo, moro, y el pobre Ravel, sacándose las palabras de la muela, dijo: “Si yo escribiera algo árabe, sería mucho más árabe que todo esto”. [Risas] En vista de lo cual, lo sentaron en el jardín y en un instante empezaron a salir gatos y gatos y gatos, y a subírsele. Él estaba emocionadísimo y alcanzó a decir: “Saben cuánto los quiero”.
Dos textos de Deniz en la red: Sobre Rafael Cansinos Asséns: http://132.248.101.214/html-docs/acta-poetica/25-1/frambuesa.pdf
Sobre el Diccionario de Tolhaussen: http://132.248.101.214/html-docs/acta-poetica/25-1/tolhausen.pdf
Luvina puede verse en la red: www.luvina.com.mx 

9 comentarios:

  1. leo esta vaina tratando de mantener mucho aire en la nariz, mas no en los pulmones

    acá debería decirle que deniz está en la oficina de una manera que no me explico
    pero es mentira
    sólo existe en una partecita de mi cerebro
    y en una memoria:
    la vez que me robé erdera
    ese libro enorme
    de una librería donde a los encargados habría que llamarles un poco- sólo un poco- la atención

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  2. extraordinaria forma de pasar la tarde, carajo.


    Felicidades y envidias de las buenas... ambas

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  3. Creo que esto te va a gustar: http://marcocolin.tumblr.com/post/650793330/llamada-telefonica-con-un-viejo-poeta

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  4. Muy bueno, Marco... ¿Le mandaste este texto a Deniz? Si no, y te parece bien, se lo imprimo y se lo llevo este miércoles.

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  5. Querido Fernando:

    La entrevista es formidable. Intuyo que esas tantas horas de conversaciones pueden tomar la forma de un libro muy disfrutable. Ojalá, por lo pronto, que sigas colgando aquí algunos fragmentos.

    DSP.

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  6. Por favor, un día publica ese libro proyectado de tus conversaciones con Almena. He leído lo que pusiste aquí en tu blog y lo que apareció en Luvina hoy mismo, y hace tiempo que no me reía tantísimo. Un dechado de buen humor ese señor. Ese Deniz es siempre una bolsa llena de sorpresas, lo que lea de él me gusta, hasta leer sus charlas de ocasión me gusta. Esperaré con ansias que algún dúa publiques ese libro. ¡Saludos!

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  7. Mi más sincera felicitación por tus trabajos de difusión de este gran poeta, apenas conocido aquí en España, donde vio la luz. Pero ya se sabe, el hombre es no de donde nace, sino de donde pace.
    Enhorabuena.

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  8. Perdón por irrumpir aquí. Alumna de Letras Uni de Guanajuato. Necesito contactarte. Tesis Deniz. En luluga68@hotmail.com

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