La
imprenta está en Privada de Doctor Márquez, una callecita de una sola cuadra de
la Colonia Doctores, paralela a Vértiz, especialmente atormentada por los
baches; se le reconoce a simple vista, aun desde el cabo de la calle, porque su entrada
está debajo de un gran ficus que
se alza con autoridad sobre la banqueta, progresa con imaginación espacial
ascendente y acaba inclinándose, por obra de su follaje y su peso, sobre el arroyo de la calle, conformando sobre ella una masa verde inusitada para aquel barrio más bien áspero
de la ciudad.
El impresor Marco Vinicio Barrera. |
Durante el día, Marco Vinicio Barrera, el propietario de la
imprenta, se rodea de sus empleados, con los que trabaja sin formalidades, de tú a tú. Va y viene; entra y sale; recibe
llamadas y personas. Cualquier cosa representa un buen pretexto para saltar del
sillón donde transcurre la charla: solicitar ejemplares de los libros que a través de los años ha
hecho incansablemente a un amigo en común; pedir una llamada que viene a cuento; mostrar este
o aquel ejemplar de cierta edición agotada.
En
la misma manzana, pero del lado otro, quiero decir sobre Vértiz, hay un Lumen,
lo que hace que la cita en la imprenta pueda incluir una visita a la bodega de
aquella tienda en donde el impresor es recibido con respeto (y acaso con un poco de temor),
para escoger los papeles, sacarlos a la luz con el propósito de confirmar el tono exacto de sus colores,
palparlos.
Primeras capillas de Oscuro escarabajo. |
Si uno consigue que se siente un momento, Marco Vinicio Barrera lo
hace en su despacho de paredes colmadas de pinturas y conversa entonces sobre otros amigos comunes, cuenta incansablemente anécdotas, saca a colación relaciones escondidas entre
todo género de personas y asuntos.
La imprenta donde se hace la portada de mi libro. |
Más tarde, cuando acaba la jornada y se
retiran sus trabajadores (ayudante de la dirección, diseñador gráfico, maestros
talleristas, etc.), se recluye en los espacios colmados de pinturas y plantas que, arriba de la imprenta, se despliegan generosamente (quiero decir los espacios, pero también las plantas y los cuadros), y entonces, al menos por unas horas, se convierte en el único habitante de aquella casa donde por el día resuenan rítmicamente las
máquinas impresoras y por la noche velan los espíritus de la reproducción en serie.
Primera prueba de color de la portada de Oscuro escarabajo. |
Aunque
lo vi en persona por vez primera hace apenas unas semanas, Marco Vinicio Barrera es un
viejo conocido para mí: y es que dos queridos amigos míos, ambos editores de
primera, Marco Perilli (antes AUIEO, ahora La Mano Andante) y Miguel Ángel de
la Calleja (Parentalia), son amigos y clientes suyos.
Ni sombra de disturbio. Auieo/Conaculta, 2014. |
Pero lo que hace especial
la amistad de esos amigos míos con Marco Vinicio Barrera, o lo que hace que
esa amistad sea tan especial para mí, es que dos libros míos editados
por ellos han salido de las prensas de Estampa Artes Gráficas, que es como se
llama su imprenta.
El ciclismo y los clásicos, Parentalia, 2012. |
Me refiero a la segunda edición de mi plaquette El ciclismo y los clásicos, aparecida en 2012, y Ni sombra de disturbio, mi libro de
ensayos sobre López Velarde, que vio la luz dos años después. Así, cuando entro
al taller de Marco Vinicio Barrera, tengo la extraña sensación de que ya he
estado en ese lugar. Lo hago esta mañana de lunes porque vengo a ver la prueba
de portada de Oscuro escarabajo, mi
nuevo libro de poemas, cuya impresión me ha encomendado mi editor, Francisco
Magaña. Los pliegos del libro han sido ya impresos y sólo falta la portada para
irse todo a cosido y pegado. No es mi primera visita de hoy; antes
este mismo día estuve ya aquí, cuando vine por la mañana a ver papeles para
decidir el color de las guardas que va a llevar el libro, siguiendo siempre los
lineamientos de Ediciones Monte Carmelo, el sello con el cual Oscuro escarabajo va a empezar a
circular a principios del mes próximo. Este post
no quiere otra cosa que agradecer a Francisco Magaña, que me ha abierto las
puertas de su editorial y me ha tenido la confianza de dejar en mis manos la
supervisión de cuanto ocurra en la imprenta, y al impresor Marco Vinicio
Barrera, quien ha trabajado en mi nueva colección de poemas con amor a los libros y culto a la amistad.
Los pliegos de Oscuro escarabajo, recién impresos y armados ya en ejemplares independientes, listos para irse a cosido y encuadernado. |
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Las
fotos que conforman este post son
mías; fueron hechas en octubre de 2018.
Leandra, https://bit.ly/2Qmt6cd
Cazadora,
https://bit.ly/2N7Hu5v
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