El año pasado apareció
mi nuevo libro, Chirimoya, ejemplarmente editado por Selva Hernández. Se trata
de un poema dividido en tres partes, ilustrado por el talentoso Santiago Solís
Montes de Oca –quien hace un par de años, por cierto, diseñó los interiores de Croquis de Carlos Mijares–. Mi tríptico no
pretende otra cosa que reproducir las reflexiones que produjo en mí, mientras me comía una chirimoya, la contemplación de
un escuadrón de gorriones en el momento en el que desfalcaban, con impunidad y a plena luz del día, las inflorescencias del trueno
que asoma a la ventana del cuarto en el que trabajo. (Trueno o quizás mejor “troeno”, como prefería escribir Octavio Paz, más fiel que yo a la palabra francesa con la que en la ciudad de México nos
referimos al aligustre de China.)
Este post pretende mostrar la preciosa edición, que puede ya
conseguirse –en La Increíble Librería, por ejemplo, fundada por Selva y
Alejandro Magallanes–. Chirimoya es el
número 49 de la Serie H (de poesía) de Ediciones Acapulco; fue impreso en la
Risograph EZ220 de esa editorial, y se hicieron 300 ejemplares. Gracias a Selva
Hernández y a Santiago Solís por hacer que las semillas del árbol que los
gorriones acabaron por depositar, debidamente abonadas, más allá del Paseo de la Reforma, del otro
lado de la Avenida Chapultepec, hayan producido este apetitoso y refinado fruto editorial.
Más sobre Selva Hernández en este blog:
Para un plano de las
librerías de Donceles, http://bit.ly/2k9NJqQ
Más sobre Santiago Solís Montes de Oca en Siglo en la brisa:
Croquis,
de Carlos Mijares, http://bit.ly/1J7bRGl
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