Como saben quienes tienen
que saberlo, la revista Milenio, que nada tiene que ver con el periódico de ese nombre, fue la antecesora de Viceversa. En noviembre de 1990 apareció el número 0 (sí: número 0... antes acostumbrábamos ese tipo de excentricidades).
Juan Almela en el Zócalo en 1991. Foto: Conchita Perales |
Para esa
entrega inicial, en la que ya se incluía su hermosa Breve
introducción al estudio de mi Verne, Gerardo Deniz aceptó el reto de
escribir una pequeña nota sobre una fotografía del libro 100 Years of Erotica de Paul Aratow, del que Eduardo Vázquez
Martín tenía un ejemplar. A Almela le hizo gracia que entre las fotos que
conforman ese libro, hechas en diversos lugares del mundo, apareciera una
imagen tomada, según especificaba el pie de foto, en México, nada menos que en el
emblemático año de 1910.
El año pasado, cuando
preparábamos la edición de su prosa reunida, De marras (FCE, 2015), nos vimos en la necesidad de conseguir el libro para reproducir apropiadamente la imagen. Mi amiga Roxana Dávila, que
se enteró del predicamento, me escribió para decirme que tenía un ejemplar. Ella
entonces me lo mandó y de él tomamos la foto. (Por eso su nombre aparece en la
lista de agradecimientos del volumen deniciano.)
Copio a continuación la nota
de Deniz, siquiera por darnos el gusto de ver de nuevo, bien escaneada, esa fotografía que tanta gracia le hizo a nuestro querido maestro y amigo. También, por supuesto, como una nueva invitación a echarle un ojo a De marras.
México 1910
Por Gerardo Deniz
¿Será posible precisar mejor
la fecha? Pienso que sí. Esa mirada de la dichosa dama revela claramente que,
breve tiempo antes, la ejercitó. Poca duda cabe acerca de las circunstancias:
cuando inauguró Don Porfirio la Columna de la Independencia, el 16 de
septiembre. Tiene aún muy presente el éxtasis, más o menos análogo,
experimentado al contemplar, en lo alto, la flamante estatua dorada. Probablemente,
pues, no ha llegado octubre todavía. Adviértase cómo hay maneras y maneras de hacer
las cosas. Es bien sabido –hay hasta constancia iconográfica– que Beethoven
miraba sin cesar hacia arriba (nach oben).
Pues bien, aunque esta dama está haciendo lo mismo, no por eso manifiesta
ningún otro parecido con el gran compositor. Antes al contrario.
La puesta en escena “satisface por completo al espíritu”, como escribió el príncipe De Broglie a propósito de la teoría de Einstein. Las hojas y flores crear un ambiente nupcial, semiselvático y una pizca funéreo. Desde los retratos, los antecesores –¿de él?, ¿de ella?–, presiden el desempeño de la nueva guardia, no sin aprensión. Pero en un cuarto tan acogedor y recoleto tiene todo que marchar bien.
La puesta en escena “satisface por completo al espíritu”, como escribió el príncipe De Broglie a propósito de la teoría de Einstein. Las hojas y flores crear un ambiente nupcial, semiselvático y una pizca funéreo. Desde los retratos, los antecesores –¿de él?, ¿de ella?–, presiden el desempeño de la nueva guardia, no sin aprensión. Pero en un cuarto tan acogedor y recoleto tiene todo que marchar bien.
1910. Diez años del siglo. 1990.
Diez para que se acabe el mundo, en buena hora, a los pocos días de agotado el
número 59 de Milenio. Basta con
examinar serenamente la foto para cerciorarnos de que, al menos en prácticas irrenunciables,
no lo hacemos peor que nuestros antepasados. Incluso tal vez apliquemos los
dedos, hoy por hoy, con mayor especificidad que este caballero –aunque estoy
dispuesto a suponer que anda todavía en preliminares antes de pulsar, con doble
exactitud, el unísono estremecedor.
Al sentirlo ella, por fuerza
exclamará, tal vez exija cosquillas en el escapulario también. ¡Que no haya
podido Juan de Dios Peza recoger esa voz…! (¿Y Lenin? En París, creo.)
Más sobre De marras en este blog:
Primeras imágenes, http://bit.ly/1tsZo8J
Quince razones para asomarse a De marras, http://bit.ly/2bmYunI
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