Mario Alberto Medrano, en otros tiempos colega mío en la
desaparecida Escuela de Escritores de México, me mandó un cuestionario a propósito
de la aparición de Oscuro escarabajo (Monte
Carmelo, 2018). Las preguntas y las respuestas acaban de publicarse en el Periódico de Poesía gracias a la generosidad del poeta Hernán Bravo Varela, director de la revista universitaria (el link, al calce). He aquí un fragmento.
Por Mario Alberto Medrano
Considero
que Oscuro escarabajo es un libro de
poesía en el que el sujeto no pierde, en ninguno de los poemas, la atención al
detalle, su ojo está interesado en aquellos pequeños elementos que lo rodean.
¿Coincides con esta observación?
Yo creo que los todos detalles, aun los que parecen
insignificantes, son importantes en la poesía. Los poemas que más nos gustan
están llenos de detalles que nos entusiasman; pienso en La Gatomaquia o en Ifigenia
cruel, por mencionar los primeros que me vienen en este momento a la cabeza.
Sé que te refieres a otra cosa, a que los poemas del libro se ocupan de los
detalles del entorno, y eso también es cierto. Una de mi actividades preferidas
es la observación sobre todo porque me tranquiliza y alecciona. De hecho, leer
no es sino observar atentamente las palabras, como detalles que se van
acumulando hasta dibujar la figura completa que también observamos. La
realidad, como la buena poesía, está repleta de detalles que hacen que valga la
pena vivir en ella.
Creo
que el ritmo es –casi– todo en el poema. En los tuyos, a través de tu
combinación de heptasílabos y endecasílabos, vas marcando la música de lo que
quieres decir. ¿Consideras tu poesía más musical que visual?
Yo diría que el ritmo lo es todo en la poesía. En Oscuro escarabajo hay el género de
versos que señalas, pero también otros, no todos de métrica italiana. Sin
embargo, mis poemas tienen un elemento visual y por eso adviertes en ellos unos
versos cortos y otros largos, en sucesión y juego permanente.
A tal grado el
ritmo lo es todo, que ese recurso visual tiene, también él, en última
instancia, el objetivo de abonar al ritmo de los versos, el cual, como ves,
depende también del aspecto formal del poema. En específico, los versos largos
responden a algo más, a una suerte de narratividad cuya cuerda basta y algo
grosera, por decirlo de alguna manera, tiene la aspiración última de
entretejerse con el hilo de oro de la poesía.
[…]
¿Por
qué elegiste Oscuro escarabajo como
título de tu libro?
En cierto sentido me pareció la frase más afortunada del
libro y por lo tanto aquella con la que podía titularlo. No por tratarse de un
heptasílabo, desde luego, sino porque se produce en ella un tipo de fenómeno
que me gusta, que ocurre en parte de la poesía que más me entusiasma, y que
tiene que ver, en este caso en concreto, con el juego de las sílabas “oscu” y
“esca”, escuchadas de manera sucesiva en la frase “oscuro escarabajo”. Ese
poema, además, se refiere a una postura ante la escritura que es cada vez más
la mía.
Creo
que en el panorama de la poesía mexicana actual, eres de los pocos poetas que
atiende con tan esmero la forma, ¿cuéntame un poco de tu trabajo en cuanto a
métrica, rima, acentuación?
Hace rato te dije que en la poesía el ritmo lo es todo.
Me equivoqué: el ritmo y la forma lo son todo (y la emoción, desde luego, y a
veces la profundidad y algunos otros valores en los que ahora no entro). El que
no se atienda con esmero la forma es una de las causas por las cuales carece de
interés la mayoría de la poesía que se publica en México. Todos los poetas que
admiro, contemporáneos o no, sin ninguna excepción, atienden el problema de la
forma como un asunto esencial de la poesía.
[…]
Háblame,
por favor, del gran poema, así lo considero yo, sobre las nubes que se incluye
en Oscuro escarabajo. Creo que es un
paréntesis dentro de libro, otra forma de entender el movimiento, otra manera
de ver el paso del tiempo, también, una forma de viaje interna y es, quizá,
otra voz poética dentro de todo el conjunto.
Era, y hasta cierto punto sigue siéndolo, un poema
unitario, aunque esté despiezado a lo largo del libro. Lo escribí cuando
empezaba a dar forma al volumen: estaba preocupado por resolver su arquitectura
interior y no lo conseguía satisfactoriamente. Un día me di cuenta de que si lo
partía en seis fragmentos y limitaba con ellos cinco grupos de cuatro poemas
cada uno, la estructura del libro quedaba resuelta. Me gusta que esos cinco
grupos de cuatro poemas, de temas establecidos y específicos, estén separados
por unas breves líneas que nos recuerdan cada cierto número de páginas lo
pasajero y fugaz sobre lo que está fincado todo, ese tipo de cuestiones sobre
las que aleccionan las nubes a quienes se toman el tiempo de observarlas.
[…]
Háblame
de las intertextualidades que hay en tu libro, de aquellos autores con quienes
dialogas al momento de escribir poesía.
En los poemas del libro hay efectivamente algunas
alusiones a otros escritores. Eso se explica porque, al escribir, se me
aparecen de cuando en cuando algunos de los pasajes que más me han impresionado
de cuanto he leído. Ocurre sobre todo con la obra de algunos autores del Siglo
de Oro. Hasta donde creo, en Oscuro
escarabajo hay un solo verso citado de manera literal, razón por la cual
está reproducido en letras cursivas.
Procede de un soneto erótico del Capitán
Francisco de Aldana, uno de los poetas que más admiro. Lo incorporé de manera
natural en el momento de escribir el poema y luego lo dejé porque me pareció
que decía con precisión y belleza algo que en ese momento necesitaba decir yo.
Por cierto, una vaga referencia al mejor Aldana, que es el de la “Carta para
Arias Montano”, vuelve a aparecer unas páginas más adelante, en “Hojas,
plantas, flores”, pero esta vez de manera más sutil; sin embargo, ese poema no
está inspirado en su obra sino en un romancillo de Góngora que me encanta, el
que empieza diciendo “Frescos airecillos”. En el libro hay todavía otro poema,
“Leandra”, enteramente dedicado a jugar con un pasaje de Cervantes que está al final
del primer Quijote, y también hay una
especie de versión libre de uno de los cantos más conocidos de Catulo, el del
pájaro con el que se divierte Lesbia, tema que se repitió hasta el cansancio en
el Siglo de Oro, con todo y la divertida identificación entre el pájaro y el
miembro viril en la que no siempre se repara.
[…]
___________________
Más
sobre Oscuro escarabajo en este blog:
Un poema y una entrevista, https://bit.ly/2V2lttd
En
la imprenta, https://bit.ly/2OvdNM5
Primer
ejemplar, https://bit.ly/2SWcER8
La edición, https://bit.ly/2EKrpCL
Mesa de presentación, https://bit.ly/2IR0NlU
Leandra, https://bit.ly/2Qmt6cd
Cazadora, https://bit.ly/2N7Hu5v
El
maestro de ética, https://bit.ly/2NMSLK8
Tendido eléctrico, https://bit.ly/2FRjAdx
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