La
edición de Oriundos que circula
desde hace un par de meses bajo el sello de Cataria incluye una postal con una
fotografía en la que aparecen un maestro de pueblo, una treintena de
niños y dos mujeres. Esa foto la llevó consigo, en la cartera, durante varias
décadas, Santos Fernández Bueno, uno de los personajes principales del libro.
La
imagen era, para él, una suerte de mapa de cariños y memorias de aquella aldea
remota de los Picos de Europa donde había nacido en noviembre de 1906, y que había tenido que
abandonar diecisiete años más tarde, en 1923, para venir a México en busca
de mejores condiciones de vida.
En la foto aparecen su padre, el maestro del
pueblo, y un nutrido grupo de niños menores que Santos entre quienes están dos hermanos
suyos y su prima hermana Fernanda, con la cual, todavía unos años más tarde, en 1933, terminará casándose para emigrar juntos definitivamente a México.
Nunca
se separó Santos de esa foto, al grado de que, durante los últimos años de su
vida, cuando se había retirado del trabajo y se dedicaba a administrar las
propiedades que había conseguido reunir, y por lo tanto ya no usaba la cartera con
la frecuencia con la que lo había hecho hasta entonces, decidió hacerle una ampliación
que procedió a colocar en una pared del despacho en el que pasaba una buena parte
del día, de tal modo que siempre la tenía delante.
Santos Fernández Bueno. Foto: JL Fernández Tolhurst |
La
idea de la edición de Cataria es proporcionar a los lectores la sensación de tener
siempre presente, a través de las historias relatadas en el libro, esa imagen,
como una suerte, ya lo decíamos, de mapa de personajes y de episodios (y por
lo tanto de cariños y memorias): ni uno solo de los capítulos de Oriundos deja de tener relación con
alguno de los personajes que aparecen en ella.
En
el libro, por cierto, me refiero a la imagen como “la Foto de la Escuelina” y
así se llama el capítulo dedicado a comentarla: quiénes salen en ella y cómo
era el pequeño pueblo, Asiego de Cabrales, en los tiempos en que fue tomada.
Me refiero de ese modo a ella porque así, “escuelina” (es decir, “escuelita”),
es como se ha llamado siempre en el pueblo a la pequeña casa, vieja y oscura, de
piedra áspera, sin ventanas, fría la mayo parte del año y francamente helada en
invierno, en donde funcionaba la “escuelina” de la que era maestro el padre de
Santos.
En
la primera página del capítulo “La foto de la Escuelina” (en la imagen, arriba) se reproduce,
pues, la foto, acompañada, en página opuesta inmediata, de una silueta de los
personajes que aparecen en ella con referencias numéricas que indican los
nombres con que están mencionados en el libro. Para evitar al lector la
molestia de tener que regresar a esa página cada vez que se menciona la foto, cosa que ocurre una y otra vez, Lola
García Zapico, diseñadora gráfica de Oriundos,
propuso imprimirla aparte e incluirla entre las páginas del libro. La idea es que los
lectores tengan a la vista la imagen, igual que la tenía Santos siempre delante de los ojos.
Frente y vuelta de la postal con la foto de la Escuelina y el pasaje del libro respectivo que incluye la edición de Cataria de la crónica familiar Oriundos. |
Al reverso de la postal, que
funciona también como separador, se lee el siguiente fragmento tomado de las páginas inmediatamente
anteriores al capítulo en que aparece reproducida la imagen, en las que se presenta al hermético Santos
y se anuncia la foto:
En contraste con la
falta de signos exteriores, había un llamativo detalle: su relación con una
foto. Quizás se la enviaron poco después de que fuera tomada, cosa que
ocurrió cuando llevaba un par de años en México; quizás la tuvo un tiempo
en la mesita de noche; luego, recortándola un poco, la ajustó a la cartera,
donde la llevó durante cuarenta o cincuenta años. Al final, mandó ampliarla
y la colgó en una pared del despacho, delante de su escritorio, de tal forma
que, hiciera lo que hiciera, estuviera pensando en lo que estuviera pensando,
siempre podía levantar la mirada y posar los ojos en ella.
Fernando Fernández, Oriundos, página 17.
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Santos Fernández Bueno al final de su vida. Foto: JL Fernández T |
Más sobre Oriundos en este blog:
La edición, https://bit.ly/2ES60qb
Boda civil, https://bit.ly/2E21GmO
Santos, 1923, https://bit.ly/2CGCxir
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