Tres
veces he estado en Buenos Aires y las tres he regresado colmado de experiencias
gratas, con la maleta cargada de libros. Además de eso, por supuesto, con amigos nuevos.
Uno de ellos es el poeta, editor y librero Eduardo Ainbinder. Lo conocí en la
primavera de 2015, cuando la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México que
encabezaba Eduardo Vázquez Martín me invitó a participar en una mesa redonda
sobre Deniz en la feria del libro de la ciudad porteña.
Aquella vez, a la charla pública
con dos escritores de apellidos perfectamente extraños para mí (Ainbinder,
Fondebrider), no llegó casi nadie, pero eso, al menos para mí, no tuvo ninguna importancia,
porque entré en conversación con uno de los participantes, quien había visitado
a Almela hasta dos veces en México. Ya conté que, aunque participaba yo mismo
en aquella mesa redonda que se desarrollaba en un auditorio casi completamente
vacío, acabé tomando notas de cuanto mi nuevo amigo decía, con el propósito de
escribir una crónica para este blog. Al final, cambié de idea y le pedí al
propio Ainbinder que fuera él quien relatara por escrito sus dos visitas a Deniz.
Poco tiempo después publiqué su texto en este espacio (el link, al calce).
Reunión de poetas: Ainbinder, Juan Carlos Cano, Jessica Díaz, Eduardo Milán y Tatiana Lipkes, el 27 de octubre de 2018 en la colonia Roma de la Ciudad de México. |
Apenas
en octubre pasado Ainbinder estuvo nuevamente en México y me encontré hasta en tres
ocasiones con él: en el Café Jekemir de la calle de Regina, primero; luego, en la
librería de la UNAM del viejo Centro Asturiano de Orizaba y Puebla (con una posterior
comida en el restaurante Covadonga); por último, en la casa de nuestros amigos
poetas Juan Carlos Cano y Tatiana Lipkes.
Restaurante Covadonga, 25 de octubre de 2018. |
Al
conversar con Ainbinder recuerdo ese alto grado de sofisticación, delicadeza y cultura
literaria infrecuentes en México, esa inteligencia suave e irónica que ya he
conocido en otros argentinos y que me hace sentir por ellos un enorme afecto
y una gran admiración. En el café del centro, poco después de saludarnos un mediodía
soleado aunque más bien tirando a fresco, supe por vez primera de Tupé.
Mi amigo desplegó sobre la mesa
los seis números que han aparecido a la fecha de la revista que edita desde 2003.
Se trata de una publicación singular: se parece a la que hice en mis tiempos
mozos con algunos amigos en los tiempos de la Facultad, en el sentido de que es editorialmente sencillísima, porque el acento está puesto en los textos mismos,
sin la impertinencia del diseño protagónico, pero también se parece a la que me
gustaría hacer ahora mismo, muchos años de después, de regreso de tantas cosas.
Ésta es, quizás, una buena manera de describirla: es una revista que está de
regreso de las cosas.
El
director de Tupé me explica lo que hace
con ella: imprime cien ejemplares, que paga él mismo y distribuye entre amigos
y conocidos. “¿Qué quiere decir esa palabra?”, le pregunto… “¿peluquín, que
es lo que significa para mí?” Mi amigo argentino me contesta que la palabra tiene
un doble significado: por un lado es ‘peluquín’, desde luego, pero por el
otro significa “atrevimiento, desfachatez”.
Novo, en el famoso retrato de Álvarez Bravo. Fuente: internet. |
De ahí, sigue explicándome, la expresión “tener el tupé de hacer tal o cual cosa”. Eduardo la
ilustra con un ejemplo tomado nada menos que de Salvador Novo: “Tupé es
llevarlo”, dice que escribió o dijo el poeta mexicano, en una frase que sintetiza
las dos acepciones de la palabra. ¿Sorprende que aparezca
Novo en ese lugar? El número inicial de Tupé
(diciembre de 2003) abre precisamente con un soneto suyo. Lo que dice ese
poema, su tono, el tupé, diríamos ahora, que ostenta, hablan de parte de las intenciones
de la revista:
Plegad vuestra Bandera provinciana,
imprimidla en papel de clase fina,
que pueda aprovecharse en la letrina
en premio a vuestra musa soberana.
imprimidla en papel de clase fina,
que pueda aprovecharse en la letrina
en premio a vuestra musa soberana.
Yáñez, Ulloa, Franco, Vidrio, Arana,
polluelos de parvada clandestina,
id a que condimente Valentina
vuestra cresta prolífica y temprana.
polluelos de parvada clandestina,
id a que condimente Valentina
vuestra cresta prolífica y temprana.
Salid, pero salid en quince días,
gaceta literil; váyanse lejos
vuestras inteligencias tapatías.
gaceta literil; váyanse lejos
vuestras inteligencias tapatías.
Y no nos chinguéis más, niños pendejos,
que son vuestras bucólicas poesías,
reflejos de reflejos de reflejos.
que son vuestras bucólicas poesías,
reflejos de reflejos de reflejos.
El
número uno de Tupé trae a continuación
otro soneto de Novo (“Escribir porque sí, por ver si acaso”), un poema de Francisco
Madariaga (“Los poetas oficiales”), un texto narrativo de Archibaldo Burns (“Punto
de reunión. Jippies y yippies”), un poema de Antonio Delfini traducido por
Ernesto Montequin (“Es mi deber escribir mala poesía”), los principales textos
críticos de Gerardo Deniz sobre José Emilio Pacheco (“Fanerogamita”, “El joven
parco” y “Pacheco bajo el microascopio”), y un poema del propio Ainbinder (“Qué bueno sería encontrarme”).
Tupé, como es
evidente por este índice, tiene una visión ácida del mundo literario de aquí y
de allá. Pero lo más singular y acaso interesante de su propuesta es, también como puede verse en ese índice, que abreva
de textos publicados anteriormente, que combina muy de vez en cuando con algún inédito. Así, cada número
es una antología trabajada con todo propósito, buscando una unidad de sentido. Una suerte de contexto desde el cual pensar la poesía hoy. Ya habrá tiempo, más adelante, de entrar en detalles y ver con cuidado otros índices.
Limitémonos a mencionar, de momento, el más reciente, el sexto (febrero de 2016), porque
revela, tanto como el primero, otras intenciones de Tupé: la traducción de textos poéticos. Ese número, el último a la
fecha, reproduce en edición bilingüe un solo poema, “Un anochecer cualquiera en
New Heaven” de Wallace Stevens, en traducción de Darío Rojo y Jorge Salvetti.
Una
vez que han pasado algunas semanas de su visita a México, escribo a Eduardo
Ainbinder para preguntarle, verdaderamente interesado, qué libros se llevó
consigo de aquí, cuáles descubrió, como si representaran un territorio
apetecido para el cual él tiene una brújula, además de especialmente eficaz,
distinta a la que puedo yo tener. Esto es lo que me contesta:
Encontré libros que hubiese querido comprar pero
estaban fuera de mi alcance, como el Carroll de Ulalume González de León o la
primera edición de Diario de muerte de Enrique Lihn. Entre los
que me traje figuran Insectos y poesía griega, una conferencia que
Lafcadio Hearn le dictó a estudiantes japoneses en su clase de literatura
inglesa (Verdehalago); Recordando a William Carlos Williams de
James Laughlin (Mangos de Hacha); Juntando mis pasos, el libro de
memorias de Elías Nandino (Aldus); Alguna
poesía brasileña. Antología (1963-2007), compilada y traducida por Rodolfo
Mata (UNAM); la reedición de las XV Fabulillas de animales, niños y espantos de
Leduc con las viñetas originales de Leonora Carrington y algunas de las cartas
que ella le dirigió a él (Vaso roto); y por último Un año de bondad,
un extraño y divertido libro de Alberto Blanco sobre el collage (SEP).
Seguido de este catálogo, útil para quienes se interesen en los buenos libros,
especialmente de poesía, publico las imágenes de las portadas de los seis
números que a la fecha han aparecido de Tupé para que las conozcan los amigos de Siglo en la brisa.
Novo, Madariaga, Burns, Delfini, Deniz, Ainbinder. |
Hazlitt, Díaz Mirón, Banchs, Greiff, Reyes, Madariaga, Girri, Ocampo. |
Bianco, Carreras-Vasseur, Wilcock, Edwards Bello, Leduc, Vallejo, Smith. |
Girri, Tallemant des Réaux, Baudelaire, Moreno Villa, Cortázar, Díaz Mirón, Boccaccio. |
(Insectario) Rubio, Ocampo, Wilcock, Eguren, Rega Molina, Tablada, Lihn, Ponge, Donne (versiones de Girri y Deniz), Rubio, Girri, Novo, Quevedo, Lawrence, Giannuzzi, Raimondi, Hernández, Bouza. |
Stevens. |
________________
Más sobre Eduardo Ainbinder en este blog:
Deniz en Buenos Aires, https://bit.ly/2GJpAIp
Foto: FF |
Otras entradas argentinas en Siglo en la brisa:
El gomero de la Plaza San Martín, https://bit.ly/2LFUqR2
Los encantos del sistema decimal, http://bit.ly/11Q3oP7
Borges en los baños de San Ildefonso, http://bit.ly/9aenhb
Borges descubre la poesía, https://bit.ly/2Tjox3l
Cartas de Néstor Perlongher, https://bit.ly/2TdUUjz
David Huerta evoca a Perlongher, http://bit.ly/1GpA6ft
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