viernes, 2 de febrero de 2018

Imagen de Marichuy

En un perímetro que encierra un espacio de apenas unos cuantos metros, suficiente como para que dentro de él quepa el tramo de la calle de Mayorazgo sobre la que está las entradas al Instituto Mexicano de la Radio y la Cineteca Nacional, todos los lunes desde hace unas semanas, cuando voy al IMER a hacer mi programa de radio, contemplo con agrado creciente los afiches que reproducen la imagen de María de Jesús Patricio Martínez, aspirante del Concejo Indígena de Gobierno a candidata independiente a la Presidencia. Esta vez, rendido a su belleza, me detengo y les hago unas fotos.
Aprovecho que este lunes la calle está cerrada al tránsito vehicular: se celebra la fiesta del viejo pueblo de Xoco, un barrio comido por el crecimiento urbano que se aferra a su día patronal, amenazado por los monstruosos desarrollos de vivienda y comercio que lo cercan por todas partes –hijos de la avidez y la corrupción–, que probablemente terminarán por destruirlo en un día no muy lejano. 
Un par de muchachos, ella y él, que están comiendo unas quesadillas en uno de los puestos improvisados sobre la banqueta, se dan cuenta de mi interés en los carteles y aprovechan la oportunidad para solicitar mi firma de apoyo para que Marichuy pueda llegar a la boleta de la elección de junio de este año. Les digo que ya firmé; no sólo eso: con la familiaridad que me provoca el asunto, pues bien sé que no son muchos quienes entenderán la importancia de la cuestión –y me parece imposible, en consecuencia, que no se conozcan todos en persona–, les ofrezco detalles: di mi firma a mi querida colega, la maestra universitaria Mónica Quijano, en el parque Pushkin, el primer sábado de diciembre. 
Mi amiga la doctora Mónica Quijano, recabando firmas en apoyo a la candidatura de Marichuy.
Parque Pushkin, sábado 2 de diciembre de 2017.
Les comparto mi entusiasmo pero también les digo que no me hago ilusiones: a la gente no sólo le repugnan los políticos de todos los signos (y no menos que ellos, algunos de los personajillos que gestionan el Instituto Nacional Electoral): es muy difícil que el público en general, tan lleno de prejuicios –en particular respecto a todo lo que tenga que ver con la causa indígena–, pueda interesarse siquiera en escuchar a Marichuy. Mis nuevos amigos, que han dejado las quesadillas para conversar conmigo un momento, prevalecen en el proyecto: al día siguiente, me cuentan, irán al INE, a alguna actividad que no me queda claro en qué consistirá, pero que parece importante para sostener la causa contra los embates que la hacen tambalearse. Por cierto, les pregunto yo, ¿quién es el autor de las imágenes? Me contestan algo que no entiendo pero que veo después en uno de los carteles: alguien que firma como Gran Om & El Dante. Me prometo investigar más sobre él (o ellos). Me despido entonces y sigo haciendo fotografías hasta poco antes de la entrada a la Cineteca. Aquí un puñado de las imágenes de los afiches de Marichuy Patricio que hice aquel lunes, como una manera (perfectamente mínima, lo sé) de colaborar en su campaña de difusión.



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