Visité la exposición en un par de ocasiones y todavía no descarto
la posibilidad de hacerlo una vez más, aprovechando las dos semanas que
quedan antes de que la cierren. Volví, claro, porque me impresionó, pero sobre todo
porque una vez no fue suficiente.
Es tan rica la exposición sobre los mayas que
ha podido verse durante los últimos meses en el Museo de Antropología de la ciudad
de México, que una visita, por minuciosa y demorada que se proponga, no basta para
apreciar, con claridad de percepciones, la plenitud de la propuesta. Hace gracia
pensar que el museo de Chapultepec, que no es exactamente rico en aquella cultura
(y desde luego nunca como lo es en la mexica), ha hecho justicia a los mayas
–al menos durante este año.
Desde la primera vez me vi tentado a hacer fotos pero me impuse
la obligación de no hacerlo, molesto por el despliegue de turistas de todas las
nacionalidades, japoneses, gringos, nórdicos, de bulliciosos grupos de adolescentes,
de grupos de señoras ignaras y ruidosas que disparaban las cámaras de sus teléfonos a mi alrededor, unos y otros
de manera indiscriminada, a una pieza sí y a la que le seguía también.
No fui capaz de no hacerlo: en cuanto pensé que podría escribir
una pequeña nota sobre la exposición, e ilustrarla con las imágenes de las piezas
que más me impresionaban, cedí a los impulsos de todo mundo y volví sobre
mis pasos para hacer las que conforman este post.
Entre las que más me interesaron hay dos que bien pudieron
haber formado parte de la exposición de cerámica de Francisco Toledo que estuvo
hace un par de años en el Museo de Arte Moderno, sobre la que escribí en este
espacio (el link, al calce).
Aspecto de la exposición Duelo de Francisco Toledo, en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de México. |
Ambas cerámicas
son prueba, me parece a mí, de dos cosas: del enraizamiento del brillante artista
oaxaqueño, por un lado; por el otro, de que buena parte de aquel legado arqueológico, desligado
de sus funciones cotidianas o rituales, está dotado de unas poderosas calidades
artísticas que parece que nos habla en un lenguaje que es,
por lo menos, el de uno de nuestros contemporáneos. Si me dijeran que son de Toledo,
lo creería sin más. Juzguen por sí mismos quienes siguen este blog:
Ladrillo con cocodrilo. Comalcalco, Tabasco. Clásico terminal
(900-1000 d.C). Cerámica.
Ladrillo con la representación de Yum Kimil. Comalcalco, Tabasco. Clásico terminal (900-1000 d.C). Cerámica.
A continuación, algunas de mis preferidas: una portentosa
torsión; los rostros de un enano y un viejo; una sucesión de glifos; un pato; un
cráneo humano con una serpiente; un escribano; una muestra de escritura; la
representación de unos dignatarios. Por desgracia, al ser fichas museísticas, la
información que ofrece la exposición (y yo, en consecuencia) carece de datos con
las medidas de las piezas.
Lo digo porque los glifos que tanto me gustaron (“que
representan un arribo o una llagada”) o la cabeza de enano, son piezas pequeñas,
casi miniaturas, y su encanto se hace mayor precisamente gracias a eso.
En cuanto al portaincensario, es importante hacer ver que el brazo del personaje
es una serpiente… múltiples cosas, en fin, que no se aprecian sino en persona y sólo después de
un momento de sosegada contemplación. Vaya este post como recuerdo de mis dos visitas. Y vaya también como una entusiasta invitación a ver la exposición antes de que la desmonten.
Rostro de anciano. Toniná, Chiapas. Clásico tardío
(600-900, d.C.). Estuco.
Glifos que registran un arribo o llegada. Palenque, Chiapas.
Clásico tardío (600-900, d.C.). Estuco.
El Señor de Anaité. Monumento 155. Toniná, Chiapas. Clásico
tardío (600-900, d.C.). Piedra caliza.
Mensajero de las nubes. Pato. Comalcalco, Tabasco. Clásico
tardío (600-900, d.C.). Estuco.
Serpiente sobre un cráneo humano. Los Toros Tapachula, Chiapas.
Preclásico tardío (500 a.C. - 250 d.C.). Piedra volcánica.
La naturaleza en la escritura. Lápida de los 96 glifos. Palenque,
Chiapas. Clásico tardío (600-900, d.C.). Piedra caliza.
Rostro de enano. Palenque, Chiapas. Clásico tardío
(600-900, d.C.). Estuco.
El escribano de los dioses. Portaincensario. Mayapán, Yucatán.
Postclásico tardío (1250-1527). Cerámica.
Linaje sagrado. Respaldo del trono del templo XXI. Palenque,
Chiapas. Clásico tardío (600-900, d.C.). Piedra caliza.
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Más sobre artes plásticas en este blog:
Portadas para niños de J. G. Posada, http://bit.ly/OTvwyW
Siete imágenes del Códice Laud, http://bit.ly/13dmUao
Mi último encuentro con Vlady, http://bit.ly/1fKoWm7
El azul pintado más hermoso del mundo, http://bit.ly/V3HU0F
El museo imaginario de Marcel Proust, http://bit.ly/V3ICep
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