Me di tiempo y visité por fin las célebres capillas
posas de San Andrés Calpan. Como casi siempre tratándose de la arquitectura mexicana del
siglo XVI, mi primer contacto con el sitio se lo debo a Arquitectura mexicana del siglo XVI de George Kubler, si bien en esta ocasión
la cosa haya ocurrido de manera peculiar. Me explico: leí por vez primera el topónimo en la
edición del Fondo de Cultura Económica del clásico estudio del profesor
norteamericano, pero no en relación a ellas, a las famosas capillas, sino a
la portada del templo poblano.
Y es que una fotografía de Lourdes Grobet de la
fachada del templo es la imagen que los editores utilizaron para ilustrar la portada de la
primera edición mexicana del libro, que es de 1983 –la primera y me temo que única
por lo menos hasta 2012, es decir casi treinta años más tarde, cuando el propio
Fondo lo relanzó con un nuevo prólogo y más fotos.
Capilla posa tercera, dedicada a San Miguel. |
Capilla posa segunda, dedicada a San Francisco. |
Ya que salió a la plática, habría que decir algo
sobre la segunda edición del Fondo del gran libro de Kubler (que fue
publicado por vez primera en 1948, bajo el sello de la Yale University Press).
Todo
parece indicar que fue hecha sin ganas, o que los entusiastas del proyecto de
reedición tuvieron todo en contra. De la foto de portada, por ejemplo, que ya
no es la de Calpan de Lourdes Grobet, no hay manera de saber dónde es ni quién
la tomó –o no al menos estudiando el volumen. Nada importaría si la edición no
estuviera llena de erratas y errores, al grado que circuló con una
vergonzosa Fe de erratas (una endeble hojita que ya he extraviado). Algo que
parece fortalecer la sospecha de que hubo poco entusiasmo a la hora de relanzar
el libro, aunque siga siendo un referente obligado para conocer nuestra
arquitectura de aquel siglo –y a pesar de que la más reciente edición había
aparecido hacía casi treinta años–, es que el prólogo de Flores Marini escrito para acompañarla está fechado tres
años antes de que el libro entrara a imprenta.
Por fin, el segundo día de 2016 alisté la cámara
fotográfica, me trepé al coche y fui a recoger a mi mejor amigo. Partimos rumbo
a Puebla de los Ángeles (aunque esta vez sin Ángeles).
Mi padre en Huejotzingo. 2 de enero de 2016. |
La idea era parar
primero en Huejotzingo, en donde él y yo nunca habíamos estado juntos, para
hacer primero la obligada visita –e ir afinando la mirada–. No en balde sus
capillas posas están ligadas a las de Calpan por paternidad franciscana,
coincidencia cronológica y estilo.
Precisamente Flores Marini cuenta que, al igual que
hicimos mi padre y yo, Kubler estuvo en Huejotzingo.
Huejotzingo. Claustro. |
Al revés que nosotros, sin embargo, el maestro gringo no extendió
la visita a Calpan, lo que quizás se debió, me parece ahora a mí, al mal camino que
unía entonces a dos poblaciones entre las que no hay sino unos 13 kilómetros. Como
sea, sus notas sobre el sitio son de quien lo conoce al detalle.
San Andés Calpan. |
Una vez que se acerca uno al templo, todavía en el coche, sorprende ese campanario viudo y como deslavazado, atrapado en una
fealdad posterior a su siglo. Tanto es así que delante ya de él hay que hacer
esfuerzos para dejar fuera de la mirada el resto de la fachada (que es “llana y
carece de contrafuertes diagonales o formas estructurales”) y concentrarse en la
bellísima portada que apareció en la cubierta de la primera edición del Fondo,
y de la que Kubler dice lo siguiente: “Calpan es el más rico exponente de la
mezcla de elementos medievales y renacentistas en México. Rematada por una
concha, la fachada es de proporciones clásicas con detalles del arte medieval
español.
Portadas: Calpan y primera edición de Kubler (FCE, 1983). |
“La escultura figurativa es parecida a la de las capillas posas, pero
los vigorosos relieves de la talla arquitectónica, en las columnas y molduras,
nos hablan de un diseñador y época posteriores” (pág. 500).
Mi padre y yo recorrimos el atrio en el sentido contrario a las
manecillas del reloj y pudimos apreciar las capillas, una a una y sin ninguna
prisa. Como me ocurrió recientemente en San Jerónimo Tlacochahuaya, ni un alma
en los alrededores del atrio (y aparentemente nadie en el pueblo). Por contra, cerrados el templo y el monasterio,
lo que nos hizo prometernos volver en otra ocasión.
George Kubler. |
Sobre las capillas de Calpan, Kubler dice que son
más hermosas y esbeltas que las de Huejotzingo. En la página 489 de la edición
de 1982 puede leerse una descripción de cada una de ellas: “La iconografía
representada en las capillas posas de Calpan es especialmente rica. En ningún
otro monumento del siglo XVI en México hay una decoración tan elaborada de
escenas en relieve. La capilla posa de la Virgen, con relieves en las tres
fachadas, trata los temas de la Ascensión de la Virgen, la Virgen de los Siete
dolores y la Anunciación. La de san Miguel tiene tres arcángeles en una de las
fachadas y el Juicio Final en la otra. La de san Juan Evangelista presenta a la
Virgen con medallones de los cuatro evangelistas, y a Dios Padre en otra
fachada.
La cuarta capilla, dedicada a san Francisco, muestra dos escudos con
los estigmas, rodeados en una de las fachadas de monogramas, y en la otra
adorados por ángeles. Que estas escenas se derivan de grabados o impresos lo
demuestra el panel del Juicio Final. En él, Cristo aparece en medio de una
palma y una espada, acompañado de la Virgen, San Juan Bautista y ángeles. En la
parte inferior aparecen seis tumbas de donde salen los difuntos”.
Para Kubler, “el estilo de estas escenas talladas
en relieve es muy plano y gráfico, lo que hace pensar que fueron copiadas
directamente de grabados impresos”. El hecho de que difieran “de la rotunda
factura de los hechos por europeos constructores de retablos” sugiere “la
intervención de manos indígenas o de mendicantes aficionados mas no
profesionales como los que trabajaron en la ciudad de México” (p. 290).
Quien quiera leer más sobre ellas, que eche un ojo
a México, arquitectura del siglo XVI
de Juan Benito Artigas (Taurus, México, 2010). Allí, en la página 290, el antiguo
compañero de Facultad de mi padre define la “capilla posa” como “un edículo de
planta cuadrada o rectangular, abierto por uno o dos lados contiguos y techado
por medio de un chapitel o bien por virguería horizontal, a veces almenado o
con una celosía calada en su término superior”. ¿Cuál era su función?,
preguntamos nosotros a la página, y ella responde que servían para “posar, esto es, hacer
descansar el Santísimo Sacramento, o sea, la custodia, en las procesiones de
Semana Santa”. En esa misma página y la que sigue, Artigas reproduce una planta
del templo y el atrio de Calpan y unas fotos de algunas capillas.
Tal como he hecho hasta aquí, reproduzco a continuación algunas de las imágenes que
hice aquel 2 de enero de 2016. El propósito es intentar transmitir a quienes siguen
este blog, aun en las torpes fotografías
de aficionado que ya conocen, algo de la emoción que producen las capillas de
Calpan en quienes se animan a hacerles una visita.
___________________
Las fotos que conforman esta entrega de Siglo en la brisa son mías y fueron
hechas en San Miguel Huejotzingo y San Andrés Calpan el 2 de enero de 2016.
El lugar y la fecha del retrato de Kubler: New Haven, 1983. Lo tomo prestado
de la Howard-Tilton
Memorial Library (Nueva Orleans),
en línea.
Más sobre arquitectura en
este blog:
Carlos Mijares en
Michoacán, http://bit.ly/QFoXOY
Ruinas de Antigua, http://bit.ly/Ub423w
A las vueltas con Vladimir
Kaspé, http://bit.ly/sSM2Ql
Sobre una escalera de Barragán, http://bit.ly/1Q43fm2
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