Reconozco
del otro lado del teléfono la voz encendida de Rafael Vargas. Sé que es
él aun antes de que me diga su nombre, y eso que no tengo su número
registrado y estoy en lugar con pésima cobertura. Lo sé incluso a pesar del estrépito
de la gente que me rodea en la sala de espera del laboratorio en donde aguardo
turno para hacerme unos análisis de rutina.
Va al grano: me dice que está a punto
de inaugurar una exposición de retratos de Juan Rulfo en la UNAM y que
le urge saber cuál de los que Ricardo Salazar le hizo al autor de Pedro
Páramo fue el que publiqué en Viceversa. Me agarra
desprevenido. No recuerdo para nada esa foto. Viene a mi mente, en cambio, uno de los retratos que le hizo Juan Miranda a Rulfo, e incluso la serie de
fotografías que el propio Juan Miranda le tomó a Octavio Paz precisamente en el velorio de
Rulfo, fotos, todas esas, que sí publiqué.
Juan Rulfo en su oficina del Instituto Nacional Indigenista. Foto de Juan Miranda. |
Octavio Paz en el Palacio de Bellas Artes durante el velorio de Juan Rulfo. Foto de Juan Miranda. |
Me acuerdo, sí,
pero vagamente, de un portafolio de Ricardo Salazar en Viceversa. ¿O fue en Milenio?
Es probable. Conocí a Salazar en los tiempos en que ambos colaborábamos en el Semanario
Cultural de Novedades que dirigía José de la Colina, así que tiene
que haber sido por los años en los que fundamos Viceversa, o hasta antes, cuando todavía hacíamos Milenio, que debimos armar algo con sus
fotos.
Semanario Cultural de Novedades. La foto de portada es de Salazar. |
Salazar era un hombre sencillo, de apariencia tranquila, que siempre cargaba una
pequeña maleta. ¿Con la cámara dentro? No puedo asegurarlo. Le pido a Rafael
Vargas que me diga más o menos hacia qué época debo de haber publicado el retrato
que me describe para que más tarde, una vez de regreso en mi casa, pueda emprender con mucho gusto la búsqueda. Me dice que sí, que me llamará más tarde.
Pasa todo
el día. No vuelve a llamarme. A las diez y media de la noche, por fin,
cuando ya me parece que no va a hacerlo, suena mi teléfono celular. El mismo
fuego en la voz. Rafael Vargas me cuenta que lleva años trabajando con el archivo de
Ricardo Salazar. Yo, que sé de lo que me habla porque conozco muchas de sus extraordinarias fotos, celebro que un investigador de
su conocimiento y su empuje se ocupe del trabajo de uno de los retratistas esenciales del medio siglo mexicano. La foto que busca, me dice, debe de estar
entre el número 90 y el 96 de Viceversa. Si es así, le digo, fue en
los meses finales de la historia de la revista, cuyo número final, precisamente el 96,
apareció en mayo de 2001. Le prometo ponerme a buscar en ese mismo momento. Tal como quedamos, le enviaré la imagen por correo, si es que doy con
ella.
En una
primera pasada, no encuentro nada. Aunque van a dar las once de la noche, me
pico y sigo viendo los números de la revista en el orden de su numeración, de
atrás hacia adelante. Nada.
Viceversa, número 1 Nov.-dic. de 1992. |
Arribo al número 1, sobre el que estos días
escribo una nota que tiene que ver con Néstor Perlongher, y empiezo a
convencerme de que fue en Milenio y
no en Viceversa donde publiqué esa
foto. Le llamo a Rafael para decirle que lamentablemente no tengo nada. No
importa, dice él. De todas formas, añade, tiene más o menos idea de cuál es la foto. Yo le prometo que
al día siguiente reanudaré la búsqueda con más calma. Colgamos. Al hacerlo, cuando he decidido renunciar
a encontrarla esa noche, hojeo nuevamente el último número.
Viceversa, número 96. Mayo de 2001. |
Ahí
está la foto. En la página 47 del número 96, de mayo de 2001, la última entrega de la historia
de Viceversa, Juan Rulfo aparece con su hijo Juan Francisco, retratado por Ricardo Salazar. Rafael Vargas tenía
razón. En la biografía de Alberto Vital, que leo estos días (RM, 2017), una foto
de esa misma sesión aparece con este pie: “Juan Rulfo y su hijo Juan Francisco
en la entrada de su departamento ubicado en Tigris 84”. (Más que la entrada al departamento debe de ser la entrada al edificio donde estaba el departamento.)
Juan Rulfo retratado por Ricardo Salazar. Viceversa, número 96, mayo de 2001. |
En la
portada de aquella entrega final de Viceversa aparece Manu Chao porque el número incluye una
entrevista con el músico francés, firmada por Enrique Blanc. Como pueden ver quienes me hayan acompañado hasta aquí, el número, a juzgar por la portada, incluye también un
reportaje anunciado como “Zapatistas en el Zócalo, imágenes de una fecha
histórica”, una crónica Magali Tercero de la simbólica toma del Zócalo que
acababa de realizar el EZLN, ilustrada con fotografías de ese día, de Rogelio
Cuéllar. Más contenido: un adelanto de una novela de Saramago y un texto sobre las
adaptaciones de Shakespeare al cine, nada menos que de Alfredo Michel. En el número está también mi
carta de adiós.
Carta de adiós. Viceversa, número final, mayo de 2001. |
El portafolio fotográfico, una de las secciones que nunca dejaron de aparecer ya que la foto siempre fue unos de los intereses principalísimos de la revista, es
de Ricardo Salazar. Se trata, dice la nota de presentación, de “un justo
reconocimiento a la invaluable trayectoria” de Salazar, “quien ha dado
testimonio fiel de casi todos los hombres y mujeres que conformaron lo que hoy
es nuestra cultura”. Los retratados que aparecen en el portafolio son, en este orden, Juan José Arreola, Rulfo, Salvador Novo,
Rosario Castellanos, Octavio Paz, Carlos Fuentes y Alfonso Reyes. Tal como le he prometido a
Rafael Vargas, hago una foto de la portada y de algunas de las páginas del
portafolio y se las envío a su dirección electrónica, cerca de las once y media
de la noche. Luego hago algunas más, para satisfacer la curiosidad de quienes
siguen este blog.
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Más sobre Viceversa en este blog:
Mis diez portadas preferidas, http://bit.ly/VXMFDt
A veinte años de su fundación, http://bit.ly/1q7lIik
Viceversa en la historia del diseño gráfico
en México: primera parte, http://bitly.com/S5fFHU; segunda parte, http://bit.ly/XDodtG;
tercera parte, http://bitly.com/Ze9KW8.
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