Gatuperio se llama el segundo libro de
Gerardo Deniz. Es, casi con seguridad, el más complejo de todos los suyos.
Aunque apareció originalmente en 1978, en la colección Letras Mexicanas del Fondo de Cultura
Económica, todavía hace unos diez o quince años podía encontrarse algún
ejemplar por ahí. Arriba de estas líneas puede verse una imagen de aquella primera edición: un volumen de formato pequeño y tapas duras en cuya camisa aparecía una versión retocada del famoso grabado de
Neuville del Capitán Nemo consultando su sextante.
Como saben
quienes han andado en sus páginas,
Nemo es uno de los personajes principales del libro, y el eje de su sección “Veinte
mil lugares bajo las madres”: todo lo que representan él y su entorno,
tal y como se encuentran en Veinte mil leguas
de viaje submarino, la novela de Julio Verne, son el punto de partida de las
inacabables imaginaciones, citas, intertextualidades, paráfrasis, parodias,
sarcasmos y devaneos del poeta.
No recuerdo
cómo ni dónde conseguí el ejemplar que vive en mi biblioteca, el cual por
cierto está venturosamente anotado con algunos comentarios tomados de voz de su autor. Allá por 1989, cuando preparaba yo mi tesis sobre su poesía, Almela
me dijo, de la palabreja que había elegido como título, que fue acuñada
por Jacinto Polo de Medina a principios del siglo XVII, y que significaba “mezcla
incoherente de ingredientes”. La cosa podría dejarse allí porque esa definición
explica perfectamente las intenciones del poeta (quien, consciente siempre de
sus títulos, con todo tino había llamado Adrede a
su libro anterior, y luego volvería a atinar con otros muchos: Mansalva, Grosso modo, Amor y oxidente…).
Es
interesante, sin embargo, ver lo que dice el diccionario. Primero aparece, claro, lo
que dábamos por hecho: que está armada sobre la palabra “gato” a imitación de “vituperio”
e “improperio”; después, que se trata
de una “mezcla de diversas sustancias, incoherentes, de que resulta un todo
desabrido o dañoso”. Quien conozca su poesía estará de acuerdo
conmigo en que esta definición, palabra por palabra, tiene que haberle sonado a
gloria al subversivo e incómodo Deniz. Hay una segunda acepción, igualmente útil:
“embrollo, enjuague, intriga”. (Corominas fecha la aparición de la palabra hacia 1640.)
Estos días,
cuando estudio un poco más detenidamente el asunto, doy con un pequeño romance de Polo de Medina en el que aparece la palabra. Se llama “A una dama muy enemiga de gatos” y está recogido
en El buen humor de las musas
(1637), que consulto en la Biblioteca Virtual Cervantes –donde se aclara, por cierto, que la edición fue “cotejada con la
excelente edición crítica de Francisco Javier Díez de Revenga, Poesía.
Hospital de incurables, Madrid, Cátedra, 1987, pp. 108-174”–. Cuando me dispongo a copiar el poema para que lo
conozcan quienes leen este blog, me doy cuenta de que tiene que haber un
error en la transcripción porque los últimos dos versos no tienen ocho sino nueve
sílabas (véase sobre este particular la nota que añado al pie de este post).
Busco por eso una fuente más cercana al siglo de Polo de Medina y
encuentro que los últimos versos no dan la medida por la simple razón de que el final del poema fue adulterado. Puedo decirlo porque lo veo con mis propios
ojos en una reproducción facsimilar de Obras en prossa y verso,
de Salvador Jacinto Polo de Medina, natural de la ciudad de Murcia, recogidas
por un aficionado, Imprenta
de Ángel Pascual, 1715, también en línea.
Una posible explicación es ésta: los dos versos finales de la versión más
antigua (y quizás auténtica) irrumpen de manera un tanto extraña, citando un famoso romance sobre la indiferencia de Nerón ante el incendio de Roma. Esa irrupción introduce en el poema de Polo de Medina una nota de
sarcasmo que quizás hubiera valorado Almela pero que seguramente no entendió el
encargado de transcribir el poema, quien terminó practicando una intervención absurda.
(En Ni sombra de disturbio, mi libro sobre López Velarde, conté que eso mismo hizo una mano anónima en el único de los poemas velardianos de la primera etapa que pude ver en su fuente
hemerográfica original, lo que me hizo preguntarme: ¿cómo estarán los demás?) Debemos
agradecer al mal oído de quien metió la pata de manera tan torpe porque de otra
forma su absurda enmienda hubiera pasado inadvertida (como al parecer ha
pasado hasta ahora).
Copio a continuación el poema, que tomo, sí, de la Biblioteca Cervantes, pero que retoco
levemente basándome en lo que veo en la edición más antigua. Lástima que Almela
ya no vive para contarle este pequeño desaguisado bibliográfico que le hubiera
dado alguna diversión.
A una
dama muy enemiga de gatos
Por Jacinto Polo de Medina
¿Qué
estrella tan mal mirada
con tal
rabia te estrelliza,
Lísida,
contra los gatos
y su gatuna
familia?
Siempre ha
sido tu aposento
de los
gatos zancadilla,
maula para
todo miz,
perro
muerto a toda miza.
¡Oh, cruel
sanguinolenta,
fierísima
gaticida,
que con
sólo un zas pretendes
acabar un
siete vidas!
Dime: ¿son
zambos los gatos,
o son
bermejos por dicha,
o son acaso
Poetas
que en
lengua culta maullizan?
La
Gatatumba te llaman
todo[s] desde
aqueste día,
pues eres
tumba de gatos,
haciendo de
ellos justicia.
Gatuperio
universal,
gatesca
generalísima,
su azote y
verdugo eres
y una
femenil Gatila.
Plegue al
cielo que un enero
junto de un tejado
vivas,
y los
requiebros de un gato
te molesten
y persigan.
Y si
ratones tuvieres,
no haya
gata compasiva...
que impida
de que te roan [verso mal contado]
los zapatos
y la camisa. [verso mal contado]
[final, aparentemente original de Polo de Medina, como se lee en la reproducción
facsimilar en línea:]
todo lo
miraba Nero
y él de
nada se dolía.
______________________
En cuanto mando un correo con el enlace que lleva a este post, mi admirado amigo Antonio Carreira me escribe para decirme que la versión del romance que aparece en la Biblioteca Virtual Cervantes, pese a decir que ha sido cotejada con la edición de Díez de Revenga, está corrompida. Copio a continuación el fragmento del correo del gran gongorista español, con mi agradecimiento por el tiempo que concede, con sus característico cuidado erudito, a mis ocios de aficionado:
Más sobre gatos en este blog:
Antonio Carreira en su casa de Villaviciosa de Odón, Madrid. La foto, que es de octubre de 2016, es mía. |
"Por último,
si me permites un consejo, no te fíes
demasiado de los clásicos que aparecen por ahí editados virtualmente. En la ed.
de Polo de Medina que hizo Díez de Revenga, no hay tales versos mal medidos que tú señalas, ni
tampoco se corresponde la paginación que das. El romance, en la ed. Díez de
Revenga, ocupa las pp. 164-165, y El buen humor de las musas, no
las que dices, sino 107-173. Por cierto, que en el v. 26 has omitido el
artículo: junto de un tejado vivas [cosa que ya he corregido]. Y Díez de Revenga, en el
v. 18, comete el error de poner en singular todo, cuando hay
que leer todos para que el verso tenga sentido [lo he añadido entre corchetes], y así hace la
edición de Obras completas de Polo preparada por el
catedrático don Ángel Valbuena (Murcia, 1948), a la que tampoco le faltan
erratas. Más raro es lo que sucede en el v. 5. Tú transcribes: Siempre ha sido
tu aposento. Pero las eds. Revenga y Valbuena leen: ¿Por qué es siempre tu
aposento…? Incluso me pregunto, pero muy tímidamente, si no habrá que leer, en
v. 30: Y si ratones tú vieres. Quede ahí la cosa para que la medites".
Más sobre gatos en este blog:
La Gatomaquia de La Dïéresis (prólogo), http://bit.ly/2jjFgVY
La Gatomaquia de Vicente Rojo, http://bit.ly/2r2lLSu
El gato de
Octavio Paz, http://bit.ly/9BeKvm
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Koshka, http://bit.ly/1hBS9lg
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felinos, http://bit.ly/rJPY3s
Trasfondo
de época, http://bit.ly/1qNLLbP
Álbum de
Isolda, http://bit.ly/2qTLwar
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