A mediados
de la década de 1960, Octavio Paz, embajador de México en la India, leyó con
sorpresa y admiración los poemas que un desconocido corrector de pruebas
editoriales del Fondo de Cultura Económica le enviaba por correo desde la
capital mexicana. (1) De inmediato, se propuso dar a conocer al nuevo poeta y
promovió que fuera publicado en la serie Las dos orillas de la editorial
Joaquín Mortiz, que dirigía Joaquín Díez-Canedo. Cuando el volumen estuvo en
prensa, con el título de Adrede, Paz escribió
un artículo elogioso, particularmente rico en sugerencias e interpretaciones. (2)
Desde aquel libro inaugural, Gerardo Deniz fue considerado, al principio por un
puñado de lectores escogidos, como uno de los autores más notables de la poesía
mexicana de la segunda mitad del siglo XX.
Foto: Roberto Portillo. Archivo de FF. |
A pesar de sus
nexos con España (nació, el 14 de agosto de 1934, en el madrileño barrio de
Chamberí, hijo de madrileña y valenciano), su persona y su obra son
prácticamente desconocidos en este país. Eso ha sido así a pesar de que el
interés de su figura es considerable antes incluso de abrir cualquiera de sus
libros: Juan Almela Castell, como se llamaba en realidad, era hijo de Juan
Almela Meliá, hijastro y biógrafo de Pablo Iglesias y una de las personas más
cercanas al viejo fundador del socialismo español. (3)
El niño Juan Almela, junto al lago Léman, en Ginebra Foto: Archivo de la familia Almela Rodríguez. |
Como es
natural, el destino del futuro poeta estuvo marcado por la suerte de su padre,
quien en tiempos republicanos trabajó primero al lado de Largo Caballero en el
Ministerio del Trabajo y luego formó parte de la comisión que representó al
gobierno español frente al Bureau International du Travail en Ginebra. En la
ciudad suiza vivía la familia, compuesta por padre, madre e hijo pequeño, cuando
la República perdió la guerra en 1939, lo que hizo imposible ya entonces el
regreso a España. Después de tres años de carencias y dificultades en la ciudad
del lago Léman, el hijastro de Pablo Iglesias y su familia consiguieron atravesar
la Europa en guerra y llegar a África, de donde se embarcaron a México, país al
que arribaron en mayo de 1942.
Juan Almela Meliá con Manuel Atienza de la Rosa y Emilia Castell, en Ginebra. Foto: Archivo de la familia Almela Rodríguez. |
El día mismo
de su llegada a la capital mexicana, Juan Almela Meliá cumplió 60 años; su
hijo, que acabaría dedicándose a la poesía, tenía 7. Casi seguramente la edad
del padre y el fracaso de las aspiraciones y los ideales que dejaba a sus
espaldas hicieron que su relación con el resto del exilio español en México no
le provocara ningún interés. De hecho, nada más llegar inscribió a su hijo en
una escuela que no sólo no tenía nada que evocara al país de origen, sino que llevaba
el nombre de Escuela de los Insurgentes, que es como la historia recuerda al
grupo que luchó por la Independencia de España en las primeras décadas del
siglo antepasado.
En México,
Almela Meliá sobrevivió principalmente como restaurador de documentos y libros antiguos,
oficio en el que se inició de manera algo casual en los años ginebrinos y del
que fue un verdadero pionero en el país que acababa de acogerlo. Paralelamente
a eso, corrigió galeras de imprenta para distintas editoriales gracias a los
conocimientos que tenía de los menesteres tipográficos que había aprendido de
Pablo Iglesias ya desde su primerísima juventud, y a sus labores de periodismo
e imprenta como divulgador de la ideología socialista. Su hijo, una vez llegado
a la edad de empezar a trabajar, y aun antes, ya que los recursos económicos familiares
eran muy limitados, se hizo él mismo corrector de pruebas editoriales y va a
ser precisamente desempeñando ese oficio que lo encontraremos en 1966, rebasados
ya los 30 años de su edad, cuando se decida a escribirle a Octavio Paz.
Juan Almela con Octavio Paz. Foto de Elsa Almela. |
(En
aquella época se dedicaba también ya a la otra actividad de la que se mantuvo durante
buena parte de su vida: la de traductor de diversas lenguas, entre ellas el
inglés, el francés, el alemán, el italiano y el ruso, de la mayoría de las
cuales fue autodidacta. Sus traducciones incluyen autores como Roman Jakobson,
Georges Dumézil y Claude Lévi-Strauss.)
Credencial de la Facultad de Química de Juan Almela Castell. Foto: Archivo de la familia Almela Rodríguez. |
Para 1970, los
intereses más personales de Juan Almela Castell, que eran de orden científico, habían
sido defraudados: sus experiencias en la universidad y en los centros de
investigación fueron todo menos estimulantes, lo que acabó conduciéndolo, del
principal de aquellos intereses, la química orgánica, a la poesía, actividad que
descubrió cuando se iniciaba en la edad adulta leyendo precisamente unos poemas
de Paz en una gaceta de noticias culturales. El aumento en la frecuencia de la publicación
de sus libros, invariablemente firmados con el seudónimo de Gerardo Deniz, (4) es
elocuente del fortalecimiento de su pasión por la literatura, que de un
pasatiempo más o menos intenso fue convirtiéndose en su actividad principal –y
la única durante los últimos diez años de su vida, aunque ya estuviera enfermo,
lo que pudo hacer gracias a un apoyo del mexicano Fondo Nacional para la
Cultura y las Artes–.
Desde Adrede (1970)
hasta el último de los títulos del género que preparó él mismo, Cuatronarices (Bothrops asper) (2005),
aparecieron quince libros que el Fondo de Cultura Económica publicó en un solo
volumen en 2005 con el nombre de Erdera
(el lector de este libro encontrará una bibliografía al final de esta
presentación). (5)
La densidad
característica de sus poemas, debida a su apretada intertextualidad, su
libertad sintáctica y sus asperezas y disonancias, su recurrencia a neologismos
y palabras en otras lenguas, su ironía y su sentido del humor y la naturaleza
de sus gustos y aficiones, que van las lenguas y las culturas extrañas a la
botánica y la zoología, de la geografía a la historia y la música, hacen de ellos
obras complejas que exigen un lector, si no necesariamente culto, avisado y
flexible, al cual, en cambio, se le reservan seguras satisfacciones intelectuales
y estéticas. (6) En los siguientes párrafos he resumido una pequeñísima muestra
de lo que crítica ha escrito sobre su poesía, con el propósito de facilitar la
primera experiencia de los nuevos lectores.
La complejidad y la supuesta
dificultad de su obra fueron atajadas desde el principio por Ulalume González
de Léon, al poco de aparecer el segundo libro de Deniz, Gatuperio (1978). Advirtiendo que “en poesía funciona tan poco lo
que se entiende por ‘entender’, que quedarse en entender puede equivaler a
quedarse fuera de la fiesta”, explicó que “hay lenguajes claros que
engañosamente creemos haber ‘entendido’ porque nos quedamos en el nivel de sus
referencias más directas sin advertir otros patrones que trabajan en el
interior del poema”. La crítica uruguayo-mexicana comparó a Deniz con Lezama
Lima: “Hay en ambos una acumulación de dificultades, también diversas, que al
principio nos confunden pero que avanzada la lectura aceptamos de pronto (y
dejan [de ser] dificultades o no importa que lo sean) sin saber en qué momento
pasamos de estar afuera a estar adentro”.
Lezama Lima. Foto tomada de la red. |
Sin embargo, añadió, entre ambos
poetas hay una diferencia capital: mientras el cubano “aspira a una
construcción”, “a que sus metáforas, instantáneas y volátiles, converjan en la
permanencia de lo que llama ‘imagen’”, Deniz “no construye” sino que “se
inscribe en el continuo desmoronarse y rehacerse que es para él el mundo, con
una poesía que no puede concebir diferente de esa realidad”. No sólo no “aspira
a la permanencia de la ‘imagen’” sino que ni siquiera “cree que la poesía tenga
finalidad”. Al contrario que Lezama, el autor de Adrede “se complace, inclusive con sarcasmo, en un sabotaje de lo
bello y lo sublime”.
David Huerta y Juan Almela. Foto: Archivo de FF. |
El poeta David Huerta vio ya alrededor
de 1980 que “nada había en la tradición poética mexicana que se pareciera,
siquiera remotamente, a la escritura de Deniz”. Más que de dificultad habló de “exigencia”: la que supone su
lectura “es parte de su magia y de su encanto pues la suprema ironía” de su
autor “tiene algo de iniciático, de perverso y fascinante”. Huerta explicó que, con Deniz, “la poesía mexicana se confronta
con un escritor-límite, absolutamente original en cualquier medio o ambiente
literario, precisamente porque es antiliterario con una intensidad única e
intransigente.” Según las palabras de David Huerta, nuestro poeta “reivindica
de nuevo el derecho a la oscuridad, al ciframiento exacerbado y a humorismo, a
la ironía y al desencanto”.
Eduardo Milán. Foto tomada de la red. |
Al comenzar
la década de 1990, el crítico Eduardo Milán se convirtió en el primer entusiasta
de Deniz.
De él dijo que “parece que viene de otro lado, no del lado literario de la literatura”, sino “de la calle, de la vida”, y la
“vida” a la que se refiere es “lo real como materia prima fragmentaria,
dispersante”. Luego escribió
que “en
Latinoamérica no hay una poesía que se asemeje a la de Deniz, que comporte un
oscurecimiento referencial de tal grado y que, por otro lado, sugiera tan
abiertamente que ese oscurecimiento es la claridad posible que el referente
ofrece”. Como sea, añadió, “habla desde el lenguaje. En todo caso, desde un
lugar donde nada es comunicable y nada se puede traducir: desde el mundo, sin
antes ni después”. El crítico uruguayo remató uno de sus artículos diciendo que “con Deniz la poesía mexicana deja de ser solemne y
empieza a caminar por callejones claros y vivos”.
Eduardo Lizalde. Foto tomada de la red. |
Para cerrar esta brevísima
ronda de apreciaciones críticas, citaré al poeta Eduardo Lizalde, quien se
refirió así a su colega: “Toda la sabiduría que posee –en distintas,
entrañables y extensas disciplinas y lenguas–, todo el arte, toda la
experiencia preceptiva, y toda la matemática prosodia, puestos al servicio de
la literatura más admirablemente resistente; la poética más magistral y
voluntariamente mal manufacturada. La aptitud más refinada y suficiente, que
sustenta la malhechura fascinante de una obra única”. Por último, describió así
su procedimiento literario: “Cada vez que percibe que ha caído en tentación y
se halla en riesgo de escribir una línea convencionalmente ‘poética’, mecha el
verso con dos o tres carnosidades y consigue el efecto apetecido”. (7)
A finales
de la década de los ochentas, primero, y luego sobre todo en los años
inaugurales del siglo XXI, la poesía de Deniz atrajo a dos distintas
generaciones de jóvenes poetas que encontraron estimulante e inspiradora no
sólo su original escritura sino también su postura frente al entorno. Ilustrativa
de esa postura, la relación prácticamente nula, en principio heredada de su
padre, que mantuvo con el ámbito del exilio al que pertenecía, no le impidió
escribir un texto tan crítico como para titularlo “Funesta influencia de los
refugiados españoles sobre las editoriales de México”. (8) Ajeno a
colectividades de cualquier especie, empezando por el mundillo literario, reacio
a cualquier tipo de aparición pública, insensible a modas y usos en boga, la
poderosa libertad de su lenguaje y de su imaginación está relacionada con la
independencia y la autonomía de su pensamiento.
En 2002, un
amigo lo animó a preparar una selección de sus poemas para proponérsela a un
conocida editorial española especializada en el género. De ahí surgió este
libro. Como había hecho en una temprana primera antología personal llamada Mansalva (1988), Deniz procedió
barajando los poemas de sus diversos libros con el propósito de acomodarlos en
un orden distinto a como vieron originalmente la luz; esta vez los reordenó en cuatro
secciones, tres con el nombre de algunos de sus poemas largos más importantes,
“Amor y Oxidente”, “Picos pardos” y “Mundonuevos”, y una última con el título de
“Además” –lo que indicaba que entre ellos había algunos inéditos.
Manuscrito de Sobre las íes. Archivo de FF. |
El
manuscrito, que fue entregado en Madrid, no consiguió interesar al director de
esa editorial y quedó sin publicarse. (9) Seis años después, en 2008, cuando le
fue otorgado a Deniz el Premio Aguascalientes de poesía, uno de los más
importantes de los que se conceden en México, las instituciones responsables
del premio le solicitaron algún texto para publicar como parte del reconocimiento;
el poeta entonces entregó esta antología, que circuló de manera restringida. (10)
Al aparecer ahora, en una coedición de la Fundación Pablo Iglesias y la filial
del Fondo de Cultura Económica de España, Sobre
las íes cumple por fin su objetivo original: dar a conocer su obra en su
país de nacimiento.
Pero este
libro no es exactamente el mismo que apareció en 2008; por parecernos de
especial interés para esta edición, decidimos añadir un poema más, que hemos
colocado en sus páginas finales. Escrito en los últimos años de la vida del
poeta, ese poema, que tiene el título de “Patria”, fue inspirado por el único
viaje que hizo Deniz fuera de las fronteras de México, precisamente a su país
natal, en los más de setenta años que vivió lejos de España. (11) En 1992, Juan
Almela Castell estuvo unas semanas en Madrid y algunas ciudades del norte
peninsular invitado por su amigo Eduardo Mateo Gambarte con el propósito de
leer una conferencia sobre exilio y literatura en diversas universidades
españolas. (12) En los versos de ese poema, las evocaciones de aquel viaje se
entremezclan con algunas experiencias biográficas de distintas etapas de su
vida que constituyen una suerte de patria
que va más allá de los avatares de la geografía y la cultura.
Juan Almela en la Escuela Mexicana de Escritores. Última aparición en público del poeta. Foto de Amaranta Chávez.. |
Gerardo
Deniz murió el sábado 20 de diciembre de 2014, en el Sanatorio Español de la
ciudad de México, a los ochenta años de edad, sin que la noticia tuviera
mayores repercusiones fuera de las fronteras de su país adoptivo. (13) Este volumen,
una muestra seleccionada por él mismo de una parte de lo mejor de su poesía, representa
una oportunidad para que su obra sea por fin divulgada y apreciada por los
lectores españoles (e hispanoamericanos): una aportación literaria y humana que
enriquece de manera singular nuestra visión del exilio español del siglo XX.
*
Bibliografía
Todos los
libros de poesía que Gerardo Deniz publicó en vida están reunidos en el volumen
Erdera (FCE, 2005). A continuación,
la lista de los títulos individuales, acompañados del año de su aparición.
Adrede, 1970.
Gatuperio, 1978.
Enroque, 1986.
Mansalva (antología), 1987.
Picos pardos, 1987.
Grosso modo, 1988.
Amor y Oxidente, 1991.
Mundonuevos, 1991.
Op. cit., 1992.
Ton y son, 1996.
Letritus,
1996.
Y llegaron los gatos..., 2000.
Fosa escéptica, 2002.
Cubiertos de una piel, 2002.
Semifusas, 2004.
Cuatronarices (Bothrops asper), 2005.
_______________
(1) el poeta embajador se refiere entre otras
cosas a “su maestría, la riqueza del lenguaje, la opulencia del conjunto
(tejido de alusiones, imágenes, ironía, reflejos reflexivos o luminosos) y su
sentido casi escultórico de la forma”. (Las cartas son inéditas; una copia de
ellas obra en mi poder.) La primera carta de Deniz a
Paz está fechada en la ciudad de México el 29 de junio de 1966. El motivo, solicitarle
la dirección de las principales librerías en la India. Paz contestó el 26 de
julio desde Nueva Delhi, con la información del caso. Seis meses más tarde, el
8 de enero de 1967, Deniz se animó a enviar unos poemas; la carta en que Paz responde,
comentándolos con elogio, está firmada el 30 de abril siguiente. Hablando de
ellos,
(2) El
artículo se llama “Adrede:
composiciones y descomposiciones” y está fechado en Cambridge el 5 de agosto de
1970. Se recogió en el libro El signo y
el garabato, Joaquín Mortiz, México, 1973, págs. 194-199. (Manejo la
segunda edición, de 1975.)
(3) Véase
la entrada dedicada a Joan Almela Melià en el Diccionario biográfico de políticos valencianos, UNED, Valencia,
2003, págs. 73-74. También, la nota correspondiente que aparece en el Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia, vol. III,
Madrid, 2009, firmada por Francisco de Luis. Las fichas bibliográficas de sus
obras localizadas aparecen en Fuentes de
la historia del PSOE y de las juventudes socialistas de España. 1879-1990, vol.
1, de Aurelio Martín Nájera, págs. 435-438.
(4) Juan
Almela Castell contó en diversas ocasiones el origen de su seudónimo: Gerardo
se llamaba su abuelo materno; “deniz” significa “mar” en turco. Lo usó por vez
primera para firmar una carta que envió al director de la revista Siempre! (publicada en el número 765,
del 21 de febrero de 1968); el tema, la famosa fotografía de Eddie Adams hecha
en Vietnam, de un jefe policiaco disparando a la cabeza de un enemigo preso,
que acababan de divulgar los periódicos.
(5) Mientras
redacto esta presentación se imprime De
marras, un volumen de 800 páginas con la prosa reunida de Deniz, publicada también
por el Fondo de Cultura Económica. La selección y la presentación de ese libro
son de quien esto escribe.
(6) Es
significativo, por ejemplo, que uno de los investigadores literarios españoles
que más se han interesado en su poesía sea el prestigioso gongorista Antonio
Carreira. Sus textos sobre nuestro poeta, un artículo extenso y un obituario,
están recogidos en el libro A vueltas con
el exilio: de Juan José Domenchina a Gerardo Deniz, El Colegio de México, México,
2015. El primero de esos trabajos, “Visita sin guía: alusiones recónditas en la
poesía de Gerardo Deniz”, apareció originalmente en “Deniz en estado puro”,
número especial de La Gaceta del
Fondo de Cultura Económica (núm. 416, agosto de 2005, págs. 12-15) que reunió diversos
ensayos sobre la poesía deniciana para acompañar la salida de Erdera. De la primera publicación del
obituario me ocupo más abajo, en la nota 11.
(7) Fuentes
de los textos críticos: el largo y esclarecedor artículo de Ulalume González de
León apareció en la revista Vuelta, número
21, de agosto de 1978. Los juicios de David Huerta provienen, la primera parte,
de un guión radiofónico escrito para Radio UNAM en enero de 1979, inédito (la
copia que tengo provine del archivo de Juan Almela Castell); la segunda parte,
de su colaboración en la revista Camp de
l’arpa, número 74, de abril de 1980. Los de Eduardo Milán están en tres
artículos, los dos primeros publicados en El
Semanario Cultural de Novedades, en
la edición del 28 de diciembre de 1986, en que hace un recuento de
los mejores libros de poesía aparecidos aquel año, y “Cúspide y pájaros”, del 19 de julio de 1987; el tercero es la
entrega de su columna sobre temas poéticos, “Crónica de poesía”, que está en el número 129 de Vuelta, de agosto de 1987. Tomo la cita
de Eduardo Lizalde de
su artículo “Picos pardos de GD”, aparecido en el número 136, de marzo de 1988, de la
misma revista.
(8) Está recogido en Anticuerpos (1988), el segundo de sus libros en prosa; apareció en una
coedición de los sellos mexicanos Juan Pablos Editor y Ediciones sin Nombre.
(9) De las ocasiones en que se intentó dar a
conocer a Deniz en España, destaco dos: acaso la primera de ellas haya sido la
publicación de una selección de sus poemas, con una breve nota de quien esto
escribe, en la gaditana Revista Atlántica,
número 4, primavera de 1992. Más importante que eso, por los días en que el
poeta armaba su antología personal pensando en los lectores españoles, apareció
su libro Fosa escéptica, número 19 de
la colección “Es un decir” de la editorial Ave del Paraíso, Madrid, 2002.
(10) Sobre la íes. Antología personal
apareció en 2008 en una coedición entre Ediciones Sin Nombre, la Coordinación
Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y el Instituto
Cultural de Aguascalientes. El responsable de la edición fue José María
Espinasa, quien ya había editado dos libros de Deniz, uno de prosa y otro de
poesía: Anticuerpos (1998) y Cuatronarices (Bothrops asper) (2005).
(11)
“Patria” apareció poco más de un año antes de la muerte de su autor, en la
revista Crítica. Revista cultural de la
Universidad Autónoma de Puebla, número 156, de octubre-noviembre de 2013,
Puebla, México.
(12) Las
palabras que leyó Deniz en España en las universidades de Valladolid, León, Pública
de Pamplona y Lleida están recogidas, con el título de “Exilio y literatura”, en
el libro Paños menores, Tusquets
editores, México, 2002, págs. 19-37.
(13) Que
nosotros sepamos, tres comentarios se escribieron en España a la muerte de
Deniz: el 30 de diciembre de 2014, Iván Thays dedicó al asunto las líneas
finales de su artículo de ese día en el periódico El País; el 2 de enero de 2015, Eduardo Mateo Gambarte dio a
conocer un obituario en las páginas del diario El Mundo; Antonio Carreira publicó el suyo el 20 de febrero de 2015
en el cuaderno en la red Siglo en la
brisa; luego lo recogió en el libro A
vueltas con el exilio: de Juan José Domenchina a Gerardo Deniz, citado en
la nota 5.
____________________
Más de Sobre las íes en este blog:
La edición
española, http://bit.ly/2dov36q
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