En agosto se cumplieron veinte años de la aparición de mi libro Ora la pluma. Me asomo a mi archivo y no tardo en dar
con un recorte de La Jornada donde se lee una pequeña reseña de la presentación (sección Cultura, sábado 14 de agosto de 1999, pág. 26). Había sido dos noches antes, jueves, en la Casa Lamm. Los presentadores fueron Eduardo
Lizalde, Carlos Monsiváis y Gonzalo Celorio.
El reportero del diario, Ángel
Vargas, se concentra en lo que dijeron los dos
primeros, muy señaladamente Monsiváis, y no dice ni media palabra sobre la participación del
tercero. No lo lamento porque el único que escribió un texto para ser leído en
la ocasión fue precisamente Gonzalo, quien luego incluso lo publicó (está en su libro De carrera de la
edad, I, De ida, FCE, México, 2018, pág. 200), así que, con su texto desplegado
delante y el recorte que acabo de recuperar, puedo hacer una reconstrucción bastante aproximada de las palabras de
los tres. Como recuerdo bien el generoso texto de mi viejo maestro, esta vez me concentro en lo recogido por La Jornada.
La
participación de Monsiváis es la más destacada por el redactor y los editores
del diario: suyas son, para empezar, las palabras del encabezado de la nota: “Fernández,
un desencantado que opta por la escritura”. La frase completa puede leerse
hacia la mitad del texto: “Fernández, afirmó [Monsiváis], presenta un personaje
todo hecho de apetencias y de distanciamiento de las apetencias: ‘No es un ente
puntual ni tampoco un emblema de la derrota en la penuria sentimental. Es, en
lo básico, un desencantado en la batalla existencial que se decide por la
escritura’”. Antes, el gran cronista mexicano había dicho “que si de ningún
modo todo lo vivido es poesía, sí cualquier episodio es susceptible de
convertirse en un poema”.
Dijo también Monsiváis que “al trabajo de cámara detallista perceptible en las
creaciones del joven poeta, se le añade el complemento de una larga vigilia erótica
y el crepúsculo de las intensidades”. Luego afirmó que el autor del libro presentado
aquella noche era un “lector indudable de Ezra Pound, TS Eliot y de los clásicos,
de un López Velarde alejado del sentimiento de pecado”.
Yo creía recordar que Monsiváis había dicho esa noche algo así como que Ora la pluma era el primer
libro de poemas de un narrador. La
nota de La Jornada recoge sus palabras exactas: “Fernández entrega una serie de poemas que hacen vislumbrar
otra serie de relatos, donde la nota de aconteceres y bellas damas con o sin
piedad resulta el equivalente de capítulos de una novela construida con
emociones poéticas”. Monsiváis comentó, por último, que el autor del libro “recorre los lugares rescatados de la memoria para mitificarlos por medio de la poesía”.
Los
últimos dos párrafos de la nota del diario capitalino están dedicados a lo que dijo Eduardo Lizalde. Se consigna allí que el
director de la Biblioteca de México afirmó que el autor presentado aquella noche “tiene
el cuidado de madurar en medio del mar de lecturas e influencias al que todo
escritor está sujeto, consiguiendo con ello un estilo personal y consistente”.
El
último párrafo de la reseña de La Jornada es una larga cita de Lizalde que no se entiende bien,
quizás porque a la transcripción de sus palabras le falta el contexto en el cual las dijo, y que el reportero debió proporcionar. Pero no sólo eso: de esta cita
viene el absurdo subtítulo de la nota (“No se detiene a respetar los versos, afirma Lizalde”),
que ni siquiera comprendemos al leerlas como parte del siguiente párrafo: “Fernando ha consumado la faena
de no parecerse ni a sus contemporáneos ni a sus maestros cercanos vivientes.
Logra, como dice Monsiváis, un trabajo fino, con gran humor, en el que hay
elementos narrativos, novedades poéticas, un oído singular; y sobre todo no se
detiene para respetar lo que nos toca de los poetas: los versos, las líneas,
las visiones, las viñetas y las miradas de los poetas en lengua española y en
otras lenguas, y de los poetas mexicanos de la primera parte del siglo”.
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Más sobre Ora la pluma en este blog:
Imagen
de Ora la pluma, https://bit.ly/2Hc8vnZ
Una
aclaración, trece años después, http://bit.ly/1mCUP58
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