Como
me anunció su plan de pasar unos días en Madrid, le pedí a mi amiga Marielena
Hernández el favor de que me hiciera unas fotos de la Sagrada Familia de Viaje,
la pieza de marfil filipino del siglo XVII a la cual se refiere el poema “Señor don san José” de Oscuro escarabajo y que
está en el Museo Arqueológico de esa ciudad.
Me atreví a pedírselo porque al
mismo tiempo le recomendé, con toda la vehemencia de la que soy capaz, que no
dejara de acudir a conocer a La Dama de Elche, una de las piezas escultóricas
más hermosas del mundo, que está también en ese museo.
Ya una vez, en octubre de 2016, al año siguiente de la redacción del texto, acudí yo mismo nuevamente a visitar la pieza marfileña, esta vez con el propósito específico de tomarle unas fotos, pero las imágenes que le hice entonces desde todos los ángulos, como las que hice durante esa misma visita a la célebre señora alicantina, por alguna razón que no comprendo, jamás aparecieron en mis archivos.
Ya una vez, en octubre de 2016, al año siguiente de la redacción del texto, acudí yo mismo nuevamente a visitar la pieza marfileña, esta vez con el propósito específico de tomarle unas fotos, pero las imágenes que le hice entonces desde todos los ángulos, como las que hice durante esa misma visita a la célebre señora alicantina, por alguna razón que no comprendo, jamás aparecieron en mis archivos.
Hace
cuatro años exactos, en el otoño de 2015, visitaba yo por vez primera el famoso
Museo Arqueológico Nacional de España, ubicado a espaldas de la Biblioteca Nacional. Esa mañana,
inspeccionando la pieza, me descubrí dibujando una amplia sonrisa
cuando me pregunté qué ocurriría con el halo de santidad que cubre la cabeza de San José en el caso de que el padre de Jesús tuviera necesidad de ponerse el sombrero que
colgaba a su espalda, cosa que tarde o temprano tendría que suceder, sobre todo a
la vista del gran viaje para el cual había sido creado. No sólo porque la figura
estuviera escenificando el viaje de la Sagrada Familia, sino también porque fue tallada en algún lugar del remoto archipiélago filipino y había emprendido un largo periplo, cruzando medio mundo,
hasta llegar al escaparate del museo madrileño donde yo lo contemplaba, 400 años
después de iniciado el trayecto.
Tomé nota del predicamento y ese mismo día,
mientras mis amigos Brenda Escobedo y Jesús Cañete, en cuyo departamento me
hospedaba, volvían a casa, escribí de una tirada el poema. Al año siguiente regresé
a Madrid; uno de mis propósitos era volver a ese museo, ver nuevamente a la bellísima señora y hacerle unas buenas fotos a mi San José, en el conjunto de la Trinidad terrestre (como también es conocida la pieza). Nunca he conseguido
saber qué fue de esas imágenes: las he buscado en todos los rincones, de todas
las formas, tres o cuatro veces, y nunca he dado con ellas.
Ahora
que mi querida Güera, como llamamos sus amigos y yo a Marielena desde hace
tantos años, los treinta que han pasado desde que nos conocimos en un encuentro
de escritores en la ciudad de San Luis Potosí en 1989, me anuncia que va a
pasar unos días a Madrid, con el pretexto perfectamente justificado de que no
puede perderse la visita a la Dama de Elche, me animo a pedirle que haga algunos retratos de mi San José y su familia. Para gratificar su favor, añado otra
sugerencia: una visita a la tasca de La Dolores, uno de mis rincones madrileños
preferidos, donde ofrecen una tapa de bacalao (canapé, le llaman ellos) que no
exagero cuando digo que algunas veces aparece en mis sueños. Gracias a mi querida amiga puedo poner ahora imágenes al poema, que me apresuro
a copiar también.
Señor don san José
Señor don san José:
________________cuando te pones
el sombrero que cuelga a tus espaldas,
sombrero de viajante o de romero
con que te imaginó el artista
en esta fina talla
filipina del siglo XVII (llamada
________________________Trinidad Terrestre
o Sagrada Familia
de Viaje, según leo en la ficha
en el escaparate del museo);
señor don san José,
________________cuando te pones
el sombrero que cuelga a tus espaldas
alguna iluminada
______________mañana en Palestina,
una de esas mañanas
de un azul evangélico
o como sea posible imaginarlas
a la luz de Manila
______________–porque de allí viniste,
señor don san José, en la nao de Acapulco,
en que cruzaste el mar ardiente
bajo un sol de justicia,
___________________o casi siempre,
y después,
__________ya por tierra, de Cádiz o Sevilla,
en un verano tórrido
entraste reluciente acompañado
de la Virgen, y el niño
Jesús, causando asombro
en esta villa y corte;
________________las veces que lo haces,
señor don san José,
________________cuando te pones
el sombrero que cuelga a tus espaldas,
¿dónde pones
____________la aureola
de luz, en dónde posas el halo
como un plato que puso en tu cabeza
el delicado artista filipino
____________________como un signo
de tu reconcentrada santidad
y padre del dulcísimo
Jesús?
________________cuando te pones
el sombrero que cuelga a tus espaldas,
sombrero de viajante o de romero
con que te imaginó el artista
en esta fina talla
filipina del siglo XVII (llamada
________________________Trinidad Terrestre
o Sagrada Familia
de Viaje, según leo en la ficha
en el escaparate del museo);
señor don san José,
________________cuando te pones
el sombrero que cuelga a tus espaldas
alguna iluminada
______________mañana en Palestina,
una de esas mañanas
de un azul evangélico
o como sea posible imaginarlas
a la luz de Manila
______________–porque de allí viniste,
señor don san José, en la nao de Acapulco,
en que cruzaste el mar ardiente
bajo un sol de justicia,
___________________o casi siempre,
y después,
__________ya por tierra, de Cádiz o Sevilla,
en un verano tórrido
entraste reluciente acompañado
de la Virgen, y el niño
Jesús, causando asombro
en esta villa y corte;
________________las veces que lo haces,
señor don san José,
________________cuando te pones
el sombrero que cuelga a tus espaldas,
¿dónde pones
____________la aureola
de luz, en dónde posas el halo
como un plato que puso en tu cabeza
el delicado artista filipino
____________________como un signo
de tu reconcentrada santidad
y padre del dulcísimo
Jesús?
__________________
La imagen de la Dama de Elche procede de la Wikipedia. El resto de las fotos que conforman este post son de Marielena Hernández y fueron hechas el viernes 20 de septiembre de 2019 en el madrileño Museo Arqueológico Nacional de España.
“Señor don san José” apareció por vez
primera en el suplemento Confabulario
del diario El Universal el 13 de
octubre de 2018, con el libro ya en la imprenta. Mis amigos de ese suplemento,
con quienes estoy muy agradecido, se las arreglaron para conseguir una foto de
la pieza, con la cual ilustraron el poema. https://bit.ly/2mZy4kQ
Más sobre Oscuro escarabajo en este
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