Yo estaba en Pensilvania, en el otoño de 1991, cuando Milenio armó un número monográfico dedicado a la colonia Condesa. En
octubre pasado me escribió Rocío
Mireles, diseñadora de esa revista (como luego lo fue de los primeros números de
Viceversa), para preguntarme si tenía
un ejemplar de aquella entrega que vio la luz hace más de un cuarto de siglo.
La revista Travesías,
me contó entonces, preparaba una exposición sobre la relación entre el diseño y
la Condesa, y su amiga Annuska Angulo estaba interesada en echar un ojo a su
contenido para considerarlo como parte de la muestra. Con gusto, en cuanto
pude, hice las fotos que justifican
esta entrega de Siglo en la brisa.
Allá
a mediados de 1991, cuando el poeta David Huerta propuso mi nombre para ocupar
una plaza como profesor adjunto en el Departamento de Español de la Universidad
de Bucknell, en Pensilvania, yo acababa de fundar la revista Milenio (nada que ver con
el grupo periodístico que vino después). Decidí entonces proponer a Eduardo Vázquez
Martín, jefe de redacción de la revista, que asumiera la subdirección de Milenio mientras yo estaba ausente.
Al fondo de la foto, saludando a la cámara, Antonio Elías Rodríguez, propietario de la vieja revista Milenio. Yo, a la derecha de la imagen. Acapulco, ca. 1991. Foto: archivo FF |
Me
pareció que podían salir bien las cosas, entre otras razones por
la relación correcta que mantenía yo entonces con Antonio Elías Rodríguez, el dueño de la
publicación, y la amistad que me unía al poeta y editor Eduardo Vázquez. Así
que pertenece a éste el mérito de haber ideado, armado y editado el número que dedicamos a la colonia en el que
él vivía, y en la cual vio, dicho sea de paso, las posibilidades que luego fue desarrollando la Condesa y terminaron convirtiéndola en ese singular espacio que conocemos de la capital del país.
El
número salió en noviembre de 1991, bajo el título de “Entre noble y plebeya: la
Condesa”, precisamente con Rocío Mireles, quien me parece que también ya vivía en el barrio, en
la portada, en foto de Eniac Martínez. Abríamos con una nota
de burla a las declaraciones algo ridículas de Carlos Fuentes (“los mexicanos practican el sexo llorando”), y algunos textos breves de Jorge Fernández Granados, Ricardo Cayuela Gally, Miguel Ángel Díaz Monges y
David Torres.
El dossier que anunciaba la portada estaba conformado
por artículos de Isaac Broid, Pablo Soler Frost, Leonardo García Tsao, Leo Zuckermann,
Lorna Scott Fox, Armando Sarignana, Gerardo Deniz y Salvador Castro. Por mi parte, yo entrevisté a Teodoro González de León y Alberto Kalach sobre la colonia en la que entonces vivían ambos, e incluimos una crónica de Antonio
Deltoro sobre el Parque México.
En aquel número apareció el famoso cuento de Eliseo
Alberto titulado “La fábula del Homo Sapiens”. La entrega se completaba con una
entrevista de Guillermo Osorno a Rocío Mireles, y una más, de Luisa Bonilla
con el futbolista Luis García. El número 6 de Milenio llevaba también poemas de Manuel Ponce, Francis Kramer
Dening (versión de Manuel Ponce), Alejandro Aura y Ricardo Pohlenz, y textos de
Adriana Díaz Enciso (sobre Diamanda Galas), Federico Navarrete (Arnold
Schwarzenegger) y Roberto Tejada (restaurante-bar El Sax).
En la sección de crítica, Pablo Soler Frost escribía
sobre Mishima, Eduardo García Aguilar sobre Álvaro Mutis, Cecilia Kühne sobre Pedro Almodóvar y Ricardo Pohlenz sobre Jim Morrison. Publico aquí las imágenes de algunas páginas de aquella vieja entrega con la idea de satisfacer la curiosidad
de los amigos de este blog, y como un testimonio de una época perdida de aquel
barrio de la ciudad.
Aquí la nota que da
cuenta
de la exposición de Travesías: https://bit.ly/2SIF0O7
Más sobre la vieja
revista Milenio en este blog:
Índices
de Milenio, https://bit.ly/2PBqYf8
Índices
de Milenio, segunda parte, https://bit.ly/2GoVsBA
Gerardo
Deniz en el número 0: https://bit.ly/2CbiN5O
Rocío Mireles en “Viceversa en la historia
del diseño gráfico en México, 2”, http://bit.ly/XDodtG
Pher gracias por traer el recuerdo de lo qué fue el barrio para los que fuimos pobladores de esa época. Hoy con nostalgia somos visitantes de la familia y amigos. Un abrazo
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